sábado, 15 de agosto de 2015

PANTEON DE SEVILLANOS ILUSTRES.

PANTEON DE SEVILLANOS ILUSTRES.

          Creo, que si hay un lugar que la mayoría de los sevillanos no conocen y deberían conocer, es el Panteón de Sevillanos Ilustres.
          Para ellos diré: Que se encuentra en la cripta de la iglesia de la Anunciación de la calle Laraña, entrando por la facultad de Bellas Artes, que se visita tan solo los viernes no festivos de 16,30 a 19,30, y que atienden alumnos del Colegio de Buen Pastor.

         
          La iniciativo de formar este Panteón para trasladar los restos de sevillanos ilustres, la toman en el siglo XIX  las autoridades de la Universidad Literaria (origen de la Universidad de Sevilla) debido al daño ocasionado por las tropas francesas en los templos y conventos donde descansaban.  En los años 70 del pasado siglo XX, se realizan las obras que dejan la cripta tal como la vemos en la actualidad.
          En esta cripta en forma de cruz latina, bóveda de cañón y  paredes recubiertas de mármol grisáceo, presidida por un crucificado, se encuentran personalidades ilustres, unos nacidos en la ciudad y otros hijos adoptivos, eclesiásticos, nobles, historiadores, humanistas, escritores y poetas: como Arias Montano, Alberto Lista, Fernán Caballero, Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer, Mateos Gago, García de Vinuesa, Federico Sanchez Bedoya
y su esposa Regla Manjón, José Gestoso, Amador de los Ríos, entre otros.
          No publico la lista completa de todos los aquí enterrados, porque creo que lo mejor es venir y descubrirlo por uno mismo.           Estos ilustres personajes merecen nuestro pequeño homenaje de visitar sus tumbas,  honrándoles nos honramos.

          Obviamente como cripta subterránea que es, aquí no hay cipreses, ni parterres de flores, ni gentes transitando entre las tumbas, tan solo algún visitante ocasional, aún así no resulta un lugar demasiado triste, aunque si algo solitario, al que se le puede aplicar como dijo nuestro poeta:

¡Dios mío qué solos
se quedan los muertos!
         
          El próximo escrito irá dedicado al túmulo funerario de Gustavo Adolfo Bécquer.


viernes, 7 de agosto de 2015

RETABLO CRISTO DE LA BUENA MUERTE.

RETABLO CRISTO DE LA BUENA MUERTE.
LOS PRIMEROS COSTALEROS
 COFRADES.
          Este gran retablo, lleno de belleza y plasticidad, se encuentra sobre la fachada de la iglesia de la Anunciación que da a la plaza de la Encarnación.

          La cerámica, enmarcada por una vistosa y barroca moldura de piedra,       nos muestra al Cristo de la Buena Muerte titular de la Hermandad de los Estudiantes, sobre un fondo de nubes azules y blancas.
          Obra del pintor ceramista y célebre retablista sevillano Antonio Kiernam Flores (1902-1976) se colocó en este lugar en 1949 con motivo de cumplirse el 25 aniversario de la fundación de dicha Hermandad. Recordemos que esta Hermandad residió en el templo de la Anunciación desde su fundación en 1924 hasta su traslado en 1966 a la Universidad en la antigua Fábrica de Tabacos.
          LOS PRIMEROS COSTALEROS COFRADES.
          Hace unos años se produjo un hecho histórico que conmocionó y transformó para bien nuestra Semana Santa, cuyo protagonista fue precisamente el Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes,.
          Me explico. En la actualidad, es una normalidad que los “pasos” en Semana Santa sean cargados por costaleros, hermanos de la Hermandad.
          Pero la primera vez fue el Martes Santo  de 1973, cuando el Cristo de los Estudiantes durante la estación de penitencia, es llevado por una cuadrilla de devotos costaleros cofrades-hermanos.   
          A partir de aquí y en unos pocos años, los costaleros que durante siglos habían sido areneros, peones, y cargadores de los muelles y mercados, que cargaban los “pasos” como asalariados, ceden el sitio bajo las trabajaderas a los hermanos costaleros, que llevan a sus queridas imágenes tan solo, que no es poco, por devoción y fé,
          Aquí termino, mañana visitaré el Panteón de Sevillanos Ilustres que se encuentra en la cripta de la iglesia de la Anunciación.