BARRIO
DE SAN JUAN DE ACRE.
Es
curioso, paseas por Sevilla, y pasas por lugares y calles que no te dicen nada,
pero indagas un poco y te encuentras que estas pisando una parte importante de
la olvidada historia de nuestra ciudad.
Es el caso de un
pequeño enclave situado junto a la Puerta de San Juan[i],
entre la calle Guadalquivir, y el final de las calles Santa Clara y Lumbreras.
Este reducido
entramado de calles con sus huertas e iglesia, que formaron el barrio de San
Juan de Acre, y que actualmente llevan los nombres de Mendigorria, Pizarro, Álvaro
de Bazán o Clavijo, fue concedido por el Rey Fernando III y ratificado por su
hijo Alfonso X, a los Caballeros de esta Orden Hospitalaria, por su
colaboración en la Reconquista de Sevilla.
Dentro de la ciudad
formaba un compás independiente, en los límites del barrio a la entrada de sus
calles, tenían todas un arquillo en cuyo frente aparecía la cruz de San Juan en
vidriados azulejos.
Fijaos si fue
importante, que su territorio estaba gobernado por un prior nombrado por la
Orden, tenía jurisdicción propia, o sea que juzgaban sus propios jueces, tanto
civiles como religiosos, las fuerzas de orden público no podían entrar a
prender a nadie,, además gozaba de fueros y privilegios, como el de no pagar
impuestos.
Esta privilegiada jurisdicción,
fue anulada a mediados del XIX por la Desamortización de Mendizábal,
integrándose sus calles en el conjunto de la ciudad.
En la actualidad este
antiguo barrio, (por el que tan solo transitan
sus residentes), sigue siendo recordado en algunos de sus edificios, la
Fundación Hospitalaria Orden de Malta, a la que pertenece la de San Juan, levantó
hace unos años un comedor social al que dio el nombre de San Juan de Acre, una
placa recuerda al Priorato de San Juan.
En el interior del moderno Polideportivo
Mendigorría un enmarcado texto con fotos, nos narra la historia del barrio.
Y al final de la
barreduela Clavijo, (así lo indica una placa) en el suelo se recrea parte del
pavimento de la antigua calle Franquillos, así llamada por las franquicias que
tuvieron desde el siglo XVI los tejedores de seda que vivían en esta zona.
Sí dais un paseo
por esta parte de Sevilla, os
encontrareis con una historia de más de 700 años.
¡Que maravilla de ciudad!, cuantos tesoros cobijan sus calles, sus casas, iglesias y conventos, ignorados por la mayoría de los sevillanos¡Que pena!, que nuestras autoridades no hayan difundidos, potenciados estos tesoros, que son los que da identidad y prestigio a una ciudad. Estamos todavía a tiempo de correr esa oscura cortina que los ocultan
ResponderEliminarllevas toda la razón, es una pena, saludos.
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