martes, 13 de enero de 2015

LA CALLE DE LA FERIA

LA CALLE DE LA FERIA.
          Ayer estuve en la Torre de los Perdigones, hoy comenzando por la Resolana voy a pasear por la calle Feria.
          Alegre y luminosa es una de las calles más largas y populares de Sevilla, su popularidad al igual que el nombre, le viene por la feria semanal o famoso mercadillo conocido como “el Jueves”, que se celebra en este día de la semana y cuya antigüedad es anterior a la reconquista de Sevilla en 1248 por el rey Fernando III.
          Su caserío es muy diverso, desde casas sevillanas y regionales hasta bloques de viviendas modernas, entre ellos destacan unos edificios singulares a  los que voy a prestar una especial atención. 

LOS ALTOS COLEGIOS DE LA MACARENA.
          El primero de ellos, esquina con las calles Resolana y Bécquer son “las Escuelas Públicas de la Macarena” más conocidas como “los Altos Colegios”, por estar construidos por encima del nivel de la calle para evitar inundaciones de las riadas, muy frecuentes en épocas pasadas.
          Estamos ante el colegio público en activo más antiguo de Sevilla, fue en el lejano año de 1892 cuando para conmemorar el cuarto Centenario del Descubrimiento de América, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, aprobó la construcción de estas escuelas públicas, inaugurándose en 1894 presidiendo el acto el Rey Alfonso XIII con ocho años de edad junto a su madre la Reina Regente María Cristina, y desde entonces en sus aulas no se ha dejado de impartir clases.
          Seguimos nuestro caminar hasta la Plaza de Abastos o Mercado de la calle Feria,  uno de los más antiguos de los mercados sevillanos, data de principios del siglo XVIII aunque reformado en diversas ocasiones.

TORRE Y PORTADA DE OMNIUM SANCTORÚM.
          A continuación del mercado se encuentra la iglesia de Ómnium Sanctórum, edificio gótico- mudéjar. Desde la calle, además de la portada, hay que admirar la bella torre, cuyos adornos de paños ciegos con decoración geométrica en forma de rombos, están inspirados en los de la Giralda.
          Debajo de un retablo, situado en la fachada principal, cuyo paño de cerámica representa a la Virgen de Todos los Santos titular del templo, un azulejo con el siguiente texto: “Real Parroquia de Ómnium Sanctórum fundada por el Rey San Fernando en el año del Señor de 1249” nos informa de su antigüedad.
          En el interior destaca en lugar del retablo  mayor, un templete moderno de columnas salomónicas,  bajo cuya cúpula recibe culto la imagen del siglo XVI de la Virgen de Todos los Santos. Varias e interesantes capillas,  retablos, imágenes y lienzos se reparten por sus naves, donde recordamos que tienen sus sedes las Hermandades de los Javieres y del Carmen Doloroso.
          En la nave del evangelio se encuentran los sepulcros de los Guzmanes, de ellos hablaremos en una próxima entrada.
          Salimos de este templo y unos pasos más allá llegamos a la Cruz Verde, calle que debe su nombre a una cruz de hierro pintada de ese color, que fue retirada en 1840 y colocada sobre la torre de la iglesia de Santa Marina.
          Y nos adentramos en el mercadillo del “Jueves”, donde es un placer perderse entre sus “puestecillos” mirando los mil y un trastos viejos que se ofrecen, el interesado comprador puede regatear para adquirir  libros y revista, sellos y monedas, ropas, muebles,  o cualquier objeto por inimaginable que sea.

          Las mercancías se extienden sobre las aceras y parte de la calle dejando un espacio muy estrecho para el paso, por ello hay un dicho popular que dice:

Échate “pá el lao, que estás

en medio como el “Jueves.

               Al ser un mercadillo de tanta antigüedad, no son pocos los “tesoros” en él descubiertos, como cuadros, documentos o muebles de cierto mérito o valor, pero aquí solo me quiero referir a uno muy importante, al famoso “Bronce Carriazo” encontrado a mediados del pasado siglo por el historiador y arqueólogo Don Juan de Mata y Carriazo, y que se expone en el Museo Arqueológico de Sevilla.
          Se trata de una pieza de metal de unos diez centímetros, que representa a la diosa fenicia de la fertilidad Astarté, obra artística de origen  tartesio fechada en el siglo VII a. de C.
          Dejamos atrás la pequeña capilla de la Hermandad de de la Oración en el Huerto, hasta llegar ante la iglesia de San Juan de la Palma donde se ubica la Hermandad de la Amargura y finalizo el paseo de hoy.
                                                                                                                     



         




         

         


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