viernes, 10 de julio de 2015

LAS SETAS DE LA ENCARNACION.

LAS “SETAS” DE LA ENCARNACION.
       Esta construcción del Metrosol Parasol o las “Setas”, por su elevado coste que duplicó el presupuesto inicial, su atrevido diseño vanguardista y también por su ubicación en la Plaza de la Encarnación, pleno centro del casco histórico, es uno de los monumentos arquitectónico más controvertidos y cuestionados de la ciudad,
          A pesar de las muchas polémicas en los pocos años que lleva en funcionamiento, (se inauguró en el año 2011) se está convirtiendo en un símbolo distintivo de la ciudad y en una gran atracción turística.
          Hoy con  mis nietos he venido a visitarlas, quieren subir a ver las entrañas del dinosaurio, como ellos las llaman.
          “Sabed les digo, que este complejo arquitectónico tiene cuatro niveles, en el sótano se ubica el Antiquario, museo donde podremos contemplar los restos romanos descubiertos en las excavaciones arqueológicas realizadas sobre el terreno.    
          Por encima, a ras de la calle, se encuentra instalado el moderno Mercado de Abastos. 
          En el tercer nivel, al aire libre, y a unos cinco metros de altura, la Plaza Mayor, un espacio de grandes dimensiones por el que podréis corretear.
          Y por encima, dominándolo todo, los seis gigantescos parasoles en forma de hongos, que descansan en un núcleo de hormigón armado, dando a todo el conjunto el popular nombre de las “Setas”.

          Ahora vamos a tomar el ascensor, para subir al cuarto nivel.   Y arriba sobre la gran estructura de madera, a unos treinta metros por encima de la calle me dicen:
          “Abuelo, desde aquí en lo más alto, esto parece el esqueleto de un gran dinosaurio hecho con piezas de lego”.
          “Puede, que eso os parezca, pero os diré que la estructura está realizada con  láminas de madera y un peso de 1.300.000 kilos, estando sujetas con más de 16 millones de tornillos y clavos.
          Los serpenteantes corredores del mirador, por los que estamos paseando, tienen doscientos cincuenta metros de largo.
          Pero fijaos en las hermosas vistas que disfrutamos desde esta altura, ved la Giralda como se levanta hacia el cielo, y mirad por el otro lado, a lo lejos la Torre de los Perdigones, recordaréis que a ambas torres subimos no hace mucho.
          Miradlo todo que se ha hacho tarde y debemos irnos”.



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