miércoles, 12 de septiembre de 2018

HOSPITAL DE LA CARIDAD. JEROGLIFICOS DE LAS POSTRIMERIAS.


HOSPITAL DE LA CARIDAD.

JEROGLIFICOS DE LAS POSTRIMERIAS.

         

          Sigo en la iglesia de la Caridad, estos días atrás he estado contemplando y admirando los óleos de Murillo, el día de hoy lo voy a dedicar a las pinturas del otro maestro Juan de Valdés Leal.

          Comenzamos por las dos obras situadas en los muros laterales de  los pies del templo, conocidas como Jeroglíficos de las Postrimerías, en ellos el artista realiza una pintura tan realista que impone y sobrecoge.

          Dicen que Murillo al contemplar aquellos cuerpos espeluznantes, hediondos y descompuestos, exclamó asombrado: compañero ¡esto no se puede ver sin taparse las narices!.

          Así nosotros ante estas pinturas, nos quedamos sobrecogidos y temerosos, reflexionando ante la inutilidad de acumular placeres mundanos, riquezas y honores, frente a lo cierto de la brevedad de la vida y la necesidad de salvar el alma en el Juicio Final.



FINIS GLORIAE MUNDO

          En el FINIS GLORIIAE MUNDI = el final de las glorias del mundo, Mañara encarga a Valdés Leal, que pinte una lúgubre cripta funeraria con dos cadáveres dentro de sus ataúdes en plena descomposición, comidos de gusanos y cucarachas, uno el de un caballero de Calatrava envuelto en su capa, que se cree que pudiera ser el propio Mañara, otro el de un obispo con báculo, mitra y ricas vestiduras,  al fondo  en la penumbra, otro cadáver con calaveras y huesos alrededor. Pero fijaos en la cabeza del religioso, observar que los gusanos se han comido los ojos, los labios y la piel de las mejillas, es una visión tan espantosa que causa escalofríos.

          En la parte superior el brazo de Cristo con la mano llagada sostiene la balanza de la Suprema Justicia, en los platillos se pesan símbolos de las buenas y malas obras, queriéndonos decir que a cada uno se le juzgará ni más ni menos de como se haya comportado en la vida.

          IN ICTU OCULI=En un abrir y cerrar de ojos. En este otro cuadro compañero del anterior, Valdés a instancia de Mañara pinta un gran esqueleto con un ataúd bajo el brazo izquierdo, un sudario y en la mano la fatídica guadaña.



IN ICTU OCULI. EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS.



                    Al mismo tiempo con la huesuda mano derecha extingue la luz de un cirio, que lleva el rotulo de IN ICTU OCULI  o sea que todo acaba en un abrir y cerrar de ojos.

          Con el pie derecho pisotea toda clase de vanidades humanas, joyas, riquezas, trofeos, etc., y el izquierdo lo apoya sobre la bola del mundo, en señal de dominio.

          Todos estos elementos esparcidos por la escena y que el esqueleto pisa, aluden al triunfo de la muerte sobre la vida, y lo inútil de acaparar glorias y riquezas.

          Comienza Don Miguel su Discurso de la Verdad, con la siguiente frase que condesa todo el mensaje de las Postrimerías: Emento homo, quia pulvis es et in pulverum reverteris o sea recuerda hermano, que eres polvo y al polvo volverás.

         

          Ahora después de haber contemplado las Postrimerías, situaos en el centro de la nave, alzad la vista hasta el coro y veréis una  hermosa pintura de gran tamaño titulada la Exaltación de la Cruz realizada por Valdés Leal.



LA EXALTACION DE LA CRUZ.



          El tema de la obra es el siguiente, el emperador Heraclio llega a las puertas de Jerusalén para entregar la Cruz que había rescatado de los persas. Para entrar en la ciudad él monarca y su séquito tienen que despojarse de sus ricas vestiduras y vestirse con ropas humildes y sencillas, simbolizando que sí no pudieron entrar en Jerusalén vestidos con sus ropas de gala, tampoco ningún rico entrara con sus riquezas en el cielo.

          Con este lienzo se cierra el programa iconográfico compuesto por  Don Miguel de Mañara para decorar las paredes del templo.







         

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