sábado, 23 de noviembre de 2013

GLORIETA DE BECQUER.

GLORIETA DE BECQUER.
          Si me preguntáis, cual es mi lugar favorito del Parque de María Luisa, os contestaré sin ninguna vacilación, que mi rincón preferido es la Glorieta de Gustavo Adolfo Bécquer, situada en la avenida que lleva su nombre, y a pocos metros de la entrada al parque desde la Glorieta de San Diego.
          Con frecuencia vengo en verano, a sentarme a la sombra del centenario ciprés de los pantanos, que ocupa el centro de la glorieta, o en invierno a calentarme con los rayos de sol que se filtran entre sus ramas.
          En cualquier época la visita es una delicia, hasta hace unos años, en un estante se encontraban los libros de las Rimas y Leyendas, para que el viandante curioso pudiera leerlas, hoy hay que llevarse el libro.
          Solamente sentarse a contemplar el monumento de más belleza de todo el Parque, es gratificante.


          El busto del insigne poeta, cubierto en los pliegues de la capa española, su nombre dentro de una corona de laurel,  y las fechas de 1836-1870, sobre el pedestal, nos recuerda que murió muy joven, la tuberculosis con tan solo 34 años, le envió a la tumba.

          El conjunto de figuras representan diversos estadios del amor,  inspirados en los versos de las “Rimas”.

Oigo flotando en olas de armonías
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran…¿Qué sucede?
¿Dime…? ¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!
         
       Caído sobre los escalones que circunda el vetusto árbol, la escultura alegórica del amor que muere, representada en bronce por un Cupido herido, simbolizando el amor que se pierde.

          Otro Cupido en bronce, este más joven y de pie, lanza con su arco flechas de amor, es el amor que hiere y por tanto llega o nace. (Hace años que robaron el arco, y desde entonces no tira flechas).

          Cierra el conjunto, realizadas en una solo pieza de mármol blanco, tres damas sentadas sobre la escalinata, cada una de ellas en posturas diferentes simboliza una fase del amor.
          La joven con la cabeza levantada, y las manos juntas al lado de su sonriente cara, representa al “amor ilusionado”; al centro con el rostro mirando hacia arriba y las manos en el pecho, el “amor poseído”; la otra joven dirige la mirada hacia abajo  y  los brazos en el regazo, presenta una aptitud abatida, reflejo del “amor perdido”.
          Bécquer nacido en Sevilla y fallecido en Madrid, muy conocido por sus Rimas y Leyendas, fue un gran poeta, literato y periodista con multitud de textos diversos, desde artículos de costumbres a crónicas parlamentarias, en honor al gran escritor que fue en vida, se encuentra enterrado en el Panteón de Sevillanos Ilustres[1].
 Sevillanos





[1]  EL PANTEON DE SEVILLANOS ILUSTRE SE ENCUENTRA EL LA CRIPTA DE LA IGLESIA DE LA ANUNCIACIÓN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario