CONVENTO DE SANTA CLARA II.
LEYENDAS.
Como lo prometido
es deuda, os dije que iba a contaros algunas leyendas de este convento y a ello
voy.
Uno de los
personajes más interesante y controvertido de la historia de Sevilla es el rey
Don Pedro I, conocido con los sobrenombres del Cruel o el Justiciero, siendo
popularmente célebre además de por sus sentencias, por sus andanzas y amoríos.
Este rey, del que
encontraremos leyendas por muchas calles de la ciudad, estuvo según la tradición,
muy vinculado a este convento de Santa Clara, por la persecución amorosa que le
hizo a Doña María Coronel.
Doña María que era
muy bella, había quedado viuda, su esposo fue ejecutado por orden de Don Pedro,
por haber apoyado a Don Enrique de Trastamara su hermanastro, que
pretendía destronarlo.
Don Pedro cuando la conoció se enamoró
locamente de ella, y a la muerte de su esposo y para huir del acoso del rey entró
como monja profesa en este convento.
Aquí se producen
dos bellas leyendas populares y muy conocidas, que recogen la fortaleza y heroicidad en defensa de su virtud
de Doña María Coronel, noble dama sevillana que no dudó en llegar hasta el extremo de desfigurarse el
rostro para perder su belleza.
Una de ellas es:
LA LEYENDA DEL LA PEREJIL
El monarca que no era hombre que lo pararan los
muros o las rejas de la clausura, manda a los soldados que fueran, entraran en
el convento y se la trajeran.
Huyendo de sus
captores que la buscan y persiguen, Doña María llega a los jardines ocultándose
en un hoyo que había al pie de la torre, la improvisada sepultura fue cubierta
por las otras hermanas con unos tablones y tierra.
La recién removida
tierra que cubría las tablas, parecía indicar que sería fácilmente descubierta,
pero aquí está el milagro que recoge la leyenda, de repente el trozo de tierra
y su entorno se cubrieron de matas de perejil, que para impedir su captura igualaron
todo el terreno, los soldados frustrados por no haberla encontrado, volvieron
ante el rey con las manos vacías.
La otra es:
LA
LEYENDA DEL ACEITE HIRVIENDO.
Don Pedro al ver
que no se la traen, no se da por vencido y acude él mismo al convento, Doña
María huyendo del monarca se refugia en la cocina, aquí sucede el hecho heroico
que inmortaliza la leyenda, ante la presencia del rey coge un perol con aceite
hirviendo que estaba sobre el fuego y se lo vierte quemándose el rostro, las
hermanas corren a socorrerla, mientras, el rey abandona el convento frustrado y
apagado su ardoroso amor.
La historia recoge
que a la muerte de Don Pedro en 1369 a manos de su hermano bastardo, que sería rey
con el nombre de Enrique II de Trastamara, a Doña María se le devuelven todas
sus posesiones, y en unas casas de su propiedad situadas en la calle que lleva
su nombre, funda el Monasterio de Santa Inés donde ejerce como abadesa
falleciendo a los 77 años.
Su cuerpo
incorrupto se expone a la veneración de los fieles el dos de Diciembre
aniversario de su muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario