viernes, 3 de abril de 2015

LA VIRGEN MACARENA EN EL EXILIO

LA VIRGEN MACARENA EN EL EXILIO.
          En 1936 al inicio de la Guerra Civil Española, son incendiadas algunas iglesias, entre ellas la de San Gil sede de la Hermandad de la Esperanza Macarena.
          Las imágenes son guardadas en secreto por algunos hermanos.
          Normalizada la situación caótica de la guerra  y a la espera que la iglesia se restaure, en Octubre de 1936 se llevan al templo de la Anunciación en la calle Laraña, para que reciban culto y procesionen en Semana Santa.
          Esta situación de exilio forzoso se prolonga durante cinco largos años y seis Madrugadas Santas, las de 1937 a 1942, en las que no tendríamos el placer de verla salir de San Gil y pasearse por las calles del barrio.
          Pero sí la veríamos por la mañana, por el acertado criterio de la Junta de Gobierno, de traer la Virgen finalizada la Estación de Penitencia, al Hospital (actual Parlamento de Andalucía) a visitar a enfermos y heridos de la guerra,
          En 1937 la visita se produce en la mañana del Sábado Santo.  La Virgen llega al barrio, recibiendo entre rezos y vivas emocionados el fervor popular de los macarenos, en el Hospital los soldados convalecientes de sus heridas, le rinden tributo poniendo a sus pies ramos de flores. Por la tarde regresa a su sede provisional en la iglesia de la Anunciación.
          Las visitas continúan durante todos los años del exilio, algunos de ellos entrando  y finalizando en el propio Hospital.
          1941 fue el único año que por causa de la lluvia, fue suspendida la tradicional visita.
          Y llega la Semana Santa de 1942 y el fin del exilio. La salida de Madrugada, al igual que en los años anteriores, se realiza desde el templo de la Anunciación, pero el regreso, lo hará hasta el barrio de la Macarena, para recogerse por la mañana en su templo de San Gil felizmente reconstruido.
          El recorrido por las calles del barrio, fue apoteósico,  balcones engalanados, un gran gentío que la vitorean, que lloran y rezan entre exclamaciones y saetas alusivas al exilio como:
No busques, Madre, asilo,
ya tienes casa en San Gil.
¡No llores ni tengas penas
mientras Sevilla este aquí!.

          Pronto os hablaré de la Virgen Macarena en su Basílica.
         
         




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