domingo, 21 de septiembre de 2014

LA BASILICA DEL SEÑOR DEL GRAN PODER.

LA BASILICA DEL SEÑOR DEL GRAN PODER.
PLAZA DE SAN LORENZO.
       En un lateral de la plaza de San Lorenzo  junto a la parroquia, tiene su propia sede la Hermandad del Señor del Gran Poder.
           Aquí en este templo reside esta Cofradía desde el veintiocho de Mayo de 1965, fecha que quedó definitivamente instalada tras una apoteósica salida extraordinaria, desde su capilla en la parroquia de San Lorenzo, (que fue su casa durante más de doscientos cincuenta años), hasta la Catedral y regreso a su nueva sede.

          Me hallo contemplando la suntuosa y vistosa portada neoclásica de piedra, sobre el dintel de la puerta un gran relieve con el escudo de la Hermandad y en la parte superior la espadaña campanario rematada por una cruz de forja.
          El veintinueve de Diciembre de 1992 su Santidad el Papa Juan Pablo II le concedió el titulo y dignidad de Basílica Menor.
          El interior es magnífico, un amplio atrio da paso a una sola nave circular, cubierta con una bóveda de media naranja con casetones rectangulares, la luz entra por una linterna situada en el centro.
          El conjunto  forma el mejor estuche para la mejor joya que es el Señor del Gran Poder.
          En el centro de un retablo dorado recibe culto el Señor y en los laterales  la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso y San Juan.
          El Señor, obra maestra de Juan de Mesa, realizada en 1620, sorprende por su crudeza y realismo, se representa con la cruz a cuesta camino del Calvario, las espinas de la corona, tallada sobre la cabeza, se le clavan en las sienes, perforando una ceja y una oreja que le sangra reventada.
          El Gran Poder, conocido por el Señor de Sevilla, por ser la imagen de Cristo más venerada en la ciudad, atrae las miradas y rezos de los miles de sevillanos que cada día visitan su templo, especialmente los viernes.
           Por la parte trasera del camarín pasaran a besar su pie al tiempo que le hacen sus ruegos y peticiones.
          Además del templo, hay que verlo por las calles durante la Madrugada del Viernes Santo, observad que con su amplia zancada parece que camina hacia nosotros, contemplad como el peso de la cruz marca el sufrimiento en su rostro, y quedareis  sobrecogidos por el poder que emana de su figura, y en silencio os uniréis a la devoción de la multitud que contempla su paso.


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