LA
IGLESIA DE SAN LORENZO.
Al igual que otros templos que hemos visitado, este fue una
de las veinticinco parroquias o collaciones en que se dividió la ciudad tras la
Reconquista.
Tras las remodelaciones y reformas de los siglos XVIII y
XIX, de su primitivo estilo gótico-mudéjar, tan solo queda la parte inferior de
la torre-fachada, la tapiada portada ojival de los pies y poco más.
PORTADA
PLAZA SAN LORENZO AL FONDO LA TORRE CAMPANARIO.
La torre mudéjar cuyo campanario es del siglo XVIII domina
todo el entorno.
Unos magníficos
retablos dedicados al Cardenal Spínola,
a las Ánimas Benditas, a la Virgen del
Dulce Nombre, al Señor del Gran Poder y a la Virgen de la Soledad, lucen en las
fachadas de este templo.
Las dos portadas son de piedra y realizadas a principios
del XVII, accedo al interior por la que
da a la plaza, que tiene en la parte superior una hornacina con la figura del
Santo.
Son tantas las obras de arte que desde el siglo XIV se
acumulan en esta iglesia, que podemos decir que estamos en un museo.
Entre todas destacamos el barroco retablo mayor, cuya
figura central es San Lorenzo llevando en una mano una parrilla de plata y en
la otra la palma atributos de su martirio.
San Lorenzo fue un santo español, que en el año 258 por el
hecho de ser cristiano, fue condenado en Roma a morir martirizado. Para hacerlo
sufrir, fue atado vivo a una parrilla puesta al fuego, fue tanta su entereza,
que según la leyenda, dijo a sus torturadores: “Dadme la vuelta que por este
lado estoy hecho”.
Muy interesantes son las capillas y retablos que se
reparten por todo el templo, desde la capilla Sacramental presidida por la
imagen de la Inmaculada, hasta la de las Ánimas Benditas, pasando por las que albergan
las imágenes de las Hermandades del Dulce Nombre, vulgo “la bofetá” y de la
Soledad, que tienen su sede en este
templo y que procesionan en Semana Santa.
Entre sus muchos imágenes resaltamos dos de ellas fechadas
en el siglo XIV, una la Virgen del Carmen realizada en alabastro,
la otra la pintura mural de la Virgen de Recamador, cuya devoción es de
origen francés, y como curiosidad os diré, que los Niños que acompañan a estos
dos vírgenes llevan un pajarillo en sus manos.
No podemos terminar este breve repaso, sin dejar de mencionar
las bellas cerámicas que cubren algunos de sus muros, en particular los paños
de azulejos de la capilla de las Ánimas y los del retablo de la Virgen de
Rocamador fechados en 1609.
Magnífico el retablo de la Virgen de Rocamador. Una de las pinturas murales más antiguas de Sevilla. (Aunque está muy retocada posteriormente).
ResponderEliminar¡Un abrazo, Manuel Ángel!
muy bueno e ilustrativo,
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