LA
CALLE HIDALGO DE AGÜERO.
Muy
cerca a la calle Feria, entre las de Castellar y Menjibar se encuentra una
pequeña calle que lleva el nombre de Hidalgo de Agüero.
Una placa de azulejos
situada en el interior del cercano templo de San Juan de la Palma, nos informa
que en él reposan los restos de Don Bartolomé Hidalgo de Aguero insigne
cirujano sevillano fallecido en 1597. Con esta placa la Real Academia de
Medicina de Sevilla con motivo del IV centenario de su muerte honra su memoria.
¿Pero quien fue este personaje al que Sevilla le tiene
dedicada esta calle?
Fue un gran médico sevillano en la urología y cirugía del
siglo XVI (1530-1597) Alcanzó gran fama,
en toda España y Europa por su innovador método de la vía seca para curar las
heridas, o sea limpiándolas, uniendo los bordes, aplicando secantes y
poniéndolas a cubiertos del aire con vendajes.
Sevilla en el siglo XVI era la capital del mundo conocido,
a su puerto universal llegaban los galeones con las riquezas del Nuevo Mundo.
Ciudad rica y opulenta, la mayoría de sus edificios más importantes y
monumentales se construyen en este siglo, de ella se podía decir “Que quien no
ha visto Sevilla no ha visto maravilla”. Donde hay tantas riquezas y opulencia,
se concentran pícaros y gentes de mal vivir.
Esta gente del hampa dirime sus numerosas
disputas esgrimiendo navajas, espadas o cuchillos. Muchos de los heridos con estas armas blancas,
son salvados de la muerte por el nuevo método de Agüero, es tanto su prestigio,
que los contendientes al acometerse en sus peleas exclamaban ¡ Me encomiendo a
Dios y al doctor Hidalgo de Agüero!.
Vaya estas líneas a la memoria de este
gran cirujano, y recordarlo cuando paséis por esta calle.
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