lunes, 14 de abril de 2014

LA IGLESIA DE SAN GIL ABAD



         
          Al pasear por esta calle de San Luis, dejando atrás el Arco y la basílica de la Macarena, lo primero que encontramos es la Iglesia de San Gil, situada en la plaza que lleva su nombre.
Cada vez que paso por esta plaza, me viene a la memoria  una curiosa leyenda sobre el Rey Don Pedro I y su manera de aplicar justicia.
Se cuenta: “Que el cura de la parroquia de San Gil, se negó a dar sepultura a un feligrés de familia tan pobre, que no tenían para  pagar la ceremonia del entierro ni para la sepultura, enterado  el Rey mandó al cura abrir una fosa y que en ella fuese enterrado vivo”.
Este mandato del Rey, quizás sea uno de los motivos por lo  que algunos, le conocen con el sobrenombre del Cruel, yo creo que se merece más el de Justiciero.         
Como leyenda que es, no sabemos si tiene algo de cierto, y si el cura fue o no enterrado vivo.
Lo importante es la moraleja que se desprende de ella, nos dice, que hay que tener más caridad cristiana con el prójimo y sobretodo con los más necesitados.
Una cruz de hierro sobre un pedestal  de ladrillos, hoy desaparecida, recordaba esta leyenda a todo el que por allí pasaba.
El nombre de la iglesia se debe al Arzobispo Don Remondo que era muy devoto del este santo, el edificio es del siglo XIV y es una de las primeras que se construyen con el nuevo estilo gótico-mudéjar-sevillano, aunque actualmente se encuentra muy reformada.

Al exterior tiene dos portadas y la torre que consta de dos cuerpos, siendo el primero mudéjar, el campanario del XVII, y el capitel hexagonal de azulejos trianeros.
En el interior lo primero que llama la atención, es que no tiene retablo mayor, sino un templete neobarroco moderno, donde se encuentra el titular San Gil acompañado de una cierva.          

Esta parroquia de San Gil, era muy visitada por los que vivíamos en el barrio macareno, aquí veníamos a ver a la Virgen Macarena antes de que tuviera su basílica propia, además en esta parroquia estábamos bautizados, incluso muchos de nosotros, años más tarde, nos casamos en ella. Ahora, desplazados y viviendo en barrios más lejanos, la visitamos menos.
Yo siempre que entraba, sentía curiosidad por saber el motivo que este  santo sea representado con dicho animal, hasta que conocí su leyenda:
“San Gil de origen griego, vivía retirado como ermitaño y haciendo penitencia en el bosque de la Provenza (Francia) cuando se presentó en su cueva una cierva herida que huía de unos cazadores, el Santo poniendo en peligro su propia vida la protegió con su cuerpo, siendo herido por una flecha en un brazo, pero salvando al animal de sus perseguidores, uno de los cazadores era el Rey de Francia, que admirado por la vida de piedad y sacrificio le construyó un monasterio del que lo nombró abad”.
Las capillas están dedicadas, a la Hermandad de la Virgen del Rocío de la Macarena con su magnífico Simpecado, a la Virgen del Carmen, a las Ánimas Benditas, a la Milagrosa, y a la Sacramental, esta con un retablo que preside una efigia de la Inmaculada, cuya bóveda y paredes se adornan con yesería.
Al dar una vuelta por el templo, fijaos en los zócalos de azulejos, muestra  bellísima y moderna  del arte sevillano. Los azulejos con formas geométricas en la cabecera del presbiterio, se cree que son del siglo XIII.

Salgo de la iglesia y frente a ella se encuentra la calle Contreras estrecha y desigual, el nombre es en memoria de un sevillano y macareno ejemplar, el Venerable clérigo Don Fernando de Contreras (1470-1548) que nació en esta calle, fue  bautizado en la Parroquia de San Gil y se encuentra enterrado en la Catedral.
Su vida la dedicó al rescate de cautivos en el norte de África, curó a muchos enfermos, siendo tenido por santo.
Morales Padrón en su libro Sevilla Insólita[i], nos narra un hecho curioso e interesante: “Un bastoncito de Contreras que se guarda en la Catedral de Sevilla, era mandado a recoger por las Reinas de España, para que durmiera en sus lechos y tuvieran un parto feliz, hoy siglos después, este bastoncito a perdido su efecto mágico”.
 Otra calle que desde San Gil llega hasta Parras, es la de Sagunto, que nos recuerda la ciudad valenciana, en que sus ciudadanos mantuvieron hasta morir, una defensa heroica contra las tropas cartaginesas mandadas por Aníbal Barca.




[i]  SEVILLA INSOLITA FRANCISCO MORALES PADRON. UNIVERSIDAD DE SEVILLA.

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