domingo, 20 de abril de 2014

MI NAZARENO MACARENO.


PILATOS Y LA LLUVIA.

        El titulo de este escrito,  es porque MÍ NIETO Manuel, ha salido esta Semana Santa como penitente en la Cofradía de la Macarena. El subtitulo va de tormenta de lluvia sobre Pilatos.
          Como todas las  mañanas de Viernes Santo, me encuentro en la Resolana para ver pasar la Macarena, aquí en donde estuvo nuestra antigua casa, saludo   y charlo con antiguos convecinos, a la espera que llegue la procesión.
          Este año mi ilusión es mayor, ya que mi nieto va acompañando a la Virgen.
          Ya ha pasado la Cruz de Guía, estandartes y nazarenos del Señor, el “paso” de la Sentencia, acompañado por el vaivén del mar de plumas de los “armaos” se encuentra “arriado” a la altura de donde me encuentro.
          En este impresionante “barco”, el Señor de cara a la multitud con la mirada baja, se muestra tranquilo y sereno, como inocente que es, de la sentencia que lo condena.
          Detrás en su trono de procurador romano de Judea, Poncio Pilatos cabizbajo, como si la cosa no fuera con él, ha pedido agua para lavarse las manos, agua que en una palangana le ofrece un esclavo negro.
          Al mencionar el agua, me ha venido a la memoria un curioso suceso de una Madrugada, que en uno de sus libros nos narra el sacerdote y escritor Muñoz y Pavón[i]. ”Empezó a llover torrencialmente, cuando iba el “paso” de la Virgen por la Plaza del Salvador, y pudieron meterlo en la parroquia para que no se mojara.
          El “paso” del Señor que representa la sentencia de Pilatos, iba por la mediación de la calle Cuna, que retrocediera para guarecerse en el Salvador, o avanzara hasta llegar a la iglesia de la Universidad, tendría que ponerse hecho una sopa.
          El prioste se subió al “paso”. Con unas cuantas capas que le facilitaron cubrió perfectamente la sagrada imagen, y hasta algunos de los sayones y judíos. Iba a bajarse del “paso” dando por terminada su faena, cuando aquí que le dice a grandes voces el Mayordomo:
-Pero ¿ y Pilatos, hombre?
-¿¿ Pilatos…?? Por mi parte que la beba en pie…
¿ No quería agua…? ¡ Pó que se jarte!

          Ya marcha el Señor de la Sentencia con sus “armaos” hacia el Arco, nazarenos de la Virgen van pasando, y ¡ahí está! ¡ahí viene mi nieto!, lo conozco por su forma de caminar, parece cansado, claro que lo está, ha sido un valiente al hacer el recorrido completo de más de doce horas, pero ya le queda unos metros para la entrada, y despedirse de la Virgen hasta el año que viene.



[i] JUAN FRANCISCO MUÑOZ Y PABON. SILUETAS DE LA SEMANA SANTA.EDICIONES MARSAY SEVILLA 2001.

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