En
la fachada de la casa frente a la entrada al convento de Santa Paula, una placa
de cerámica nos recuerda que Cervantes menciona dicho lugar en su Novela
Ejemplar la Española Inglesa, con estas palabras: “EN ESTA CASA FRONTERA DE SANTA PAULA
MORARON ISABELA Y SUS PADRES.
En el desenlace final de la obra, Isabela
la protagonista, creyendo que su amado Ricaredo a muerto, decide entrar de
monja en el convento de Santa Paula.
El día del ingreso, cuando marcha a pie desde su casa
al convento,
un hombre con la insignia de la Trinidad en el pecho, señal de haber estado
cautivo y rescatado por las limosnas de sus redentores, se le acerca
exclamando: “detente, que mientras yo esté vivo, tú no puedes ser religiosa”.
Isabela que reconoce a Ricaredo, se abraza a él diciéndole,
“vos sois aquel que podrá impedir mi cristiana determinación, vamos a casa de
mis padres, allí os entregaré mi posesión en los términos que pide nuestra
santa fe católica”.
Esta ficción de la novela, recuerda al
Cervantes que estuvo cautivo durante cinco años en poder de los turcos, desde
1575 que fue apresado junto a su hermano Rodrigo, cuando regresaban desde
Nápoles a España en la galera Sol, hasta 1580 en que fue redimido por los
padres trinitarios que llegaron a Argel y pagaron los 500 escudos de su
rescate.
Un genio con tanta personalidad como Cervantes, es
inevitable que sobre él no hubiese
alguna leyenda.
Lo narrado en la novela, de que Isabela fuese a tomar los hábitos
de monja en el convento de Santa Paula, sus amores con Ricaredo, y que este
fuese un cautivo liberado, se cree que están sacados de la realidad.
La leyenda dice: que Cervantes estuvo enamorado de una
monja de Santa Paula de nombre Isabela, que nuestro héroe vivía en los
alrededores del convento y que subía a la torre de San Marcos para ver pasear a
su amada por los jardines del convento[1].
No hay documentos que acrediten que
Cervantes vivió en los alrededores de Santa Paula, y menos de que estuviese
enamorado de una monja, lo único cierto es que Cervantes, que residió en
nuestra ciudad cerca de doce años, tuvo que conocer perfectamente este convento
y su talento e imaginación lo llevaron a mencionarlo en la novela.
Mañana pasearé por la Plaza de Santa
Isabel.
[1] VÉASE LA
ESPAÑOLA INGLESA DE CERVANTES; PAGINAS SEVILLANAS DE MANUEL CHAVES Y EL TOMO
SEVILLA DE MADOZ.
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