miércoles, 3 de agosto de 2016

LAS CUATRO REINAS DE DON PEDRO I DE CASTILLA.


LAS CUATRO REINAS DEL REY

DON PEDRO I DE CASTILLA.



       Estos días atrás he publicado algunas páginas sobre leyendas y tradiciones de este vilipendiado rey.   

          En este paseo de hoy, siguiendo con su historia, vamos hablar de las cuatro reinas de su reinado y de su vida personal.

          DOÑA MARÍA DE PORTUGAL. Obviamente la primera reina en su vida fue su madre, nacida en 1313 en Evora Portugal, y casada en 1328 con Alfonso XI rey de Castilla.

          Esta reina no tuvo un matrimonio feliz, el hijo tan deseado para suceder al padre no llegaba. En 1332 nace el infante Don Fernando que muere a los pocos meses, y por fin en la ciudad de Burgos el 30 de Agosto de 1.334 casi seis años después de haberse celebrado el matrimonio, viene al mundo Don Pedro que heredará la corona.

          A poco de nacer, se trasladan con la corte a Sevilla, en cuyos Reales Alcázares el Infante se cría bajo los cuidados de su madre.

          No sabemos, sí la causa de que el tan deseado vástago tardase tantos años en venir al mundo, hizo que el rey se echara en los brazos de Doña Leonor de Guzmán, mujer de gran belleza perteneciente a la nobleza sevillana, que llego a darle diez hijos ilegítimos.       Uno de sus hijos, Enrique de Trastamara hermanastro de Don Pedro, asesinará a este traidoramente en Montiel Ciudad Real en el año de 1369, usurpando el trono al coronarse como rey.

           El distanciamiento entre los esposos, los muchos sufrimientos y humillaciones padecidas por la reina, propiciaron un ambiente de rivalidades y odios, que culminarían en 1350 cando muere Don Alfonso XI, y es proclamado rey el infante Don Pedro.

          Doña María pasa años difíciles con su hijo, causa que ambos se distancien, la reina se marcha a Portugal donde fallece en Evora su ciudad natal en 1357, sus restos tal como ella dispuso, se encuentran sepultados en el convento de San Clemente de Sevilla.

          DOÑA BLANCA DE BORBON. De nobleza real francesa, nace en 1335 y casa con el rey Don Pedro de Castilla en 1353, era una joven doncella de gran hermosura y donaire. Se casaron en un mal momento, cuando el rey estaba perdidamente enamorado de Doña María de Padilla, tanto que al día siguiente de celebrarse las bodas, abandona a Doña Blanca para volver a los brazos de aquella. Presionado por su madre, la corte e incluso el Papa, vuelve Don Pedro junto a su esposa, a la que abandona de  nuevo a los dos días, esta vez definitivamente y para no volverla a ver.      Esta desventurada y joven reina es repudiada, desterrada y presa en varios castillos, falleciendo en el de Medina-Sidonia en 1361.

          DOÑA JUANA DE CASTRO. De esta mujer de gran belleza, viuda, perteneciente a la nobleza castellana, se encapricha Don Pedro, acosándola y requiriéndola de amores.

          Ella que conoce los devaneos del rey, le hace saber que solo le concederá sus favores pasando por el matrimonio, y que este no es posible al estar el rey casado con Doña Blanca.

          No era Don Pedro hombre que cualquier impedimento frustraran sus deseos. Por lo que obliga a los obispos de Ávila y Salamanca a declarar la nulidad del casamiento, así se puede casar con Doña Juana, esponsales que se celebran en la primavera de 1354. Consumado el matrimonio y satisfecho su capricho, al igual que hizo con Doña Blanca, la abandona a los pocos días. De esta breve relación nacería el infante Don Juan de Castilla.

          Al separarse de ella le concede el Señorío de Dueñas al que la reina se retira, años más tarde en 1374 fallece en Galicia, sin dejar de titularse reina de Castilla y León.  

          DOÑA MARIA DE PADILLA. Julio de 1361 los Reales Alcázares de Sevilla están acongojados y tristes, por sus estancias como un alma en pena, vaga desconsolado el rey Don Pedro, acaba de morir Doña María de Padilla, la única mujer que reinó en su corazón. Desde 1352 en que se conocieron han pasado nueve años durante los cuales se amaron sinceramente, ella le fue fiel, perdonándole sus muchas infidelidades.

          En 1362 a los pocos meses de la muerte de María, el rey convoca Cortes[i] generales en Sevilla, en las que declara que su primera y única esposa fue Doña María de Padilla, y que sus matrimonios anteriores se realizaron estando casado secretamente con ella, por tanto no eran legítimos. El porqué de este secretismo y la veracidad del supuesto matrimonio, no está claro ni confirmado.

          El cardenal de Toledo los declara nulos, y siendo ratificados por las Cortes, se le otorga a Doña María de Padilla los honores de reina a título póstumo.

          Como reina está enterrada junto a don Pedro en la cripta de la Capilla Real de la Catedral de Sevilla.

          Muchos escritores alaban su belleza y bondad, nosotros nos quedamos con los versos del Duque de Rivas:

Doña María Padilla 
cuyo entendimiento claro, 
del regio amante penetra 
los más ocultos arcanos. 


Celestial era su rostro

y divina su garganta,

dos soles eran sus ojos

bajo las lenguas pestañas.


Y en quien la bondad del alma 
sobrepuja a los encantos 
de su peregrino rostro, 
y de su cuerpo gallardo.



          Del traslado de los restos de Don Pedro a Sevilla hablaremos en la próxima entrada, que Dios mediante será en Septiembre.

         





[i]  EN LA CASTILLA MEDIEVAL EL REY GOBERNABA CON UNA ASAMBLEA DE NOBLES Y PRELADOS, EN ELLAS SE DECIDIAN ASUNTOS COMO LA DECLARACION DE GUERRA, LA SUCECIÓN O LOS IMPUESTOS ENTRE OTROS ASUNTOS.