lunes, 24 de agosto de 2020


LA CALLE LEVÍES.


     Calle espina dorsal y de las más importantes del Barrio de San Bartolomé, con su trazado irregular formando ángulos, atraviesa al barrio de una punta a la otra.
      
      En esta calle se encuentra el magnifico palacio renacentista donde naciera el ilustre filántropo Don Miguel de Mañara.

      Seguimos, y en una de sus fachadas un azulejo nos informa que en dicha casa el 24 de Octubre de 1890 nació el ilustre escritor e historiador Don Santiago Montoto. 
  
  Muy cerca se encuentra la famosa CARBONERÍA sala de espectaculos artísticos y culturales, declarada Bien de Interés Cultural y Etnológico, a la que se accede por la calle Cespedes.
       
      Muchos siglos antes, en esta vía por la que estamos paseando, estuvo el palacio de la poderosa y noble familia judía de los Levíes, linaje que desde el siglo XV da su nombre a la calle.
   
     A Samuel ha-Leví Abulafia su miembro más importante van dedicada     estas líneas.
      
      Samuel era un judío con ambiciones, logró la amistad con el rey Don Pedro que lo nombro su tesorero mayor y hombre de confianza, ello lo convirtió en uno de los hombres más rico, poderoso y envidiado del reino.
     
       La envidia, pecado capital que no puede soportar que otros tengan riquezas o éxitos superiores a los de ellos, hizo que unos envidiosos lo denunciaran ante el rey alegando que malversaba los fondos y riquezas de la corona.
    
    El rey necesitado de fondos y creyendo que los tenía, mandó que fuera encarcelado en las Atarazanas sevillanas, donde torturado moriría en 1360 sin aceptar las acusaciones.
      
      Hasta aquí la historia, según la tradición o leyenda, en los sótanos de su mansión de Toledo, se encontraron un número importante de lingotes de oro y plata. Pero el gran tesoro, que se decía que guardaba en su palacio de Sevilla o en otros lugares anexos, nunca fue encontrado.

     Lo que no cabe duda, es que el mejor de los tesoros que dejo a la posteridad, fue la magnifica sinagoga del Tránsito en Toledo, construida bajo su mecenazgo.




martes, 11 de agosto de 2020



LA PLAZA DE LAS MERCEDARIAS.




  
     Desde la calle San José pasando por la dedicada al Conde de Ibarra, he llegado a la Plaza de las Mercedarias, centro y pulmón del antiguo barrio judío de San Bartolomé.
      
     Si hay un sitio tranquilo y apacible, quizás porque está rodeada de conventos, es sin lugar a dudas esta plaza.
      
     Sentado en unos de los bancos que la hermosean, contemplo la cruz que sobre un pedestal de mármol la preside.
    
     La cruz me hace reflexionar, y recordar que durante siglos cruces  como estas llenaban calles y plazas, señalando que en ese lugar hubo un cementerio anexo a una iglesia o una fosa común que se abrían para enterrar en cal a los fallecidos en las muchas y nefastas epidemias de peste.
    
    Sigo paseando con la mirada por los edificios que circundan la plaza, y la detengo en la hermosa, suntuosa y artística fachada del Monasterio de la Visitación de religiosas salesas, convento que fuera fundado a finales del XIX, y cuya iglesia de una sola nave, visitaremos en otra ocasión.

    En el otro lateral, a la izquierda de la foto, se encuentra dando nombre a la plaza el Convento de San José de las Mercedarias Descalzas, religiosas que llevan establecidas en este lugar desde mediados del XVII, regentando actualmente un centro concertado de enseñanza.

    A esta plaza dan una serie de calles estrechas y con trazados muy desiguales, como Conde de Ibarra, Garci Pérez, Levíes o Vidrio, nombres que rememoran tiempos muy lejanos y por las que voy a dar un paseo.

ANTIGUA ESCUELA DE GRADUADO SOCIALES.
     La foto es de una señorial casa de la calle Vidrio, donde estuvo instalada la Escuela de Graduados Sociales, y en ella durante los años 1985-88 estudió la carrera el titular de este blog.