miércoles, 24 de julio de 2019

PLAZA DE LA ESCUELA DE CRISTO.


Paseas por Sevilla y cuando menos te lo esperas, te encuentras un lugar prácticamente desconocido, pero lleno de belleza y muy gratificante de visitar, es el caso de la denominada Plaza de la Escuela de Cristo.

PLAZA DE LA ESCUELA DE CRISTO.

A mediación de la calle Ximenez de Enciso, entramos en una barreduela o callejón sin salida, que lleva el nombre del profesor de magisterio Don Carlos Alonso Chaparro, y al fondo tras pasar una puerta de hierro y una urna con la imagen de San Cayetano, nos encontramos en el interior de esta pequeña y bonita plaza.
La Escuela de Cristo de la Natividad institución católica de sacerdotes seculares y seglares para la mejora de la vida cristiana de sus miembros, tiene su oratorio en esta plaza a la que da nombre, una cerámica en la fachada nos cuenta la historia de su dilatada vida, de la que tomamos unos datos:
Que en 1662 se fundó en Sevilla una de las primeras Escuelas de Cristo de España.
Que en 1773 se erige una nueva en el convento de San Francisco, que más tarde se traslada a este oratorio de su propiedad.
Que la tercera escuela hispalense se instaura en 1798.
Que Años más tarde el materialismo impío extinguió esta institución, restaurándose de nuevo el año 1925, hasta la actualidad.


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                 CERAMICA QUE NARRA LA HISTORIA DE LA ESCUELA DE CRISTO

Además de esta placa, tiene en sus paredes dos magníficos azulejos, uno presidiendo la plaza con la Adoración de los Pastores,  cuyo texto nos dice:
Se puso este retablo en Enero de 1977 a honra de la Natividad de Nuestro Señor y como homenaje de las Escuelas de Cristo a su cofundador el Venerable Juan de Palafox y Mendoza, y otro con el Cristo de las Misericordias, cuya hermandad reside en la anexa iglesia de Santa Cruz.




LA ADORACION DE LOS PASTORES.


CRISTO DE LAS  MISERICORDIAS.


CRUZ DE FORJA. OTRO RINCÓN DEL PATIO.

Por una puerta situada al lado del azulejo del Cristo de las Misericordias y pasando por la sacristía entramos en la Iglesia de Santa Cruz, a la que vamos a visitar a continuación.








martes, 16 de julio de 2019

CALLE XIMENEZ DE ENCISO.



          Esta calle larga y sinuosa, que se extiende entre la calle Santa María la Blanca y la confluencia de la calle Jamerdana con los Pasajes de Andreu y Vila, está dedicada a la memoria de Don Diego Ximenez de Enciso (1585-1634) ilustre sevillano dramaturgo y poeta del Siglo de Oro, que estuvo muy integrado en la ciudad, llegando a ser Caballero Veinticuatro y Alguacil Mayor.

CALLE XIMENEZ DE ENCISO. BOTARRUEDAS.
          Es calle muy frecuentada por el turismo, ya que es vía de paso desde la Puerta de la Carne al interior del barrio de Santa Cruz, así como a la Sevilla céntrica y monumental, tiene dos tramos muy diferenciados, el primero más corto, coincidiendo con las calles Fabiola y la de Santa María la Blanca, que padece un intenso tráfico automovilístico, el otro peatonal desde su confluencia con la calle Cruces hasta su final en los Pasajes ya mencionados.
          Además de las casas señoriales y las tiendas de recuerdos, lo que nos llama la atención son las ruedas de molino en una de sus fachadas, recordemos que estas piedras conocidas como “botarruedas[i]”servían para preservar las paredes de los golpes de los muchos carros y carruajes que transitaban por ella.
          Sigo paseando y a mediación de la calle, sobre la fachada trasera del Oratorio de la Escuela de Cristo, contemplo dos hermosos paños de azulejos dedicados al Cristo de la Providencia y a la Virgen de la Misericordia.


          Aquí mismo donde estoy, se halla una barreduela dedicada  la memoria de Don Carlos Alonso Chaparro, por donde se entra a la Plaza de la Escuela de Cristo, pero esta plaza la dejo para el próximo escrito.      


[i]   SOBRE LAS BOTARRUEDAS VÉASE EN ESTE BLOG LA PUBLICACIÓN BOTARRUEDAS FECHADO EL 20 DE NOVIEMBRE DE 2016..

lunes, 8 de julio de 2019

LA CALLE CRUCES.


LA CALLE CRUCES.
          Esta calle a la que he llegado pasando por la Plaza de Refinadores y la calle Mariscal, tiene un trazado muy irregular, una parte ancha en forma de plazuela donde se encuentra un monumento con tres cruces.

          Estas tres cruces de hierro forjado simbolizan el Calvario de Cristo, y se alzan sobre columnas de mármol levantadas sobre un pedestal de ladrillos, una reja cierra el monumento que se complementa con un farol en cada esquina.
          Otra parte más estrecha, donde empotradas en la fachada que hace esquina con la Ximenez de Enciso, encontramos  dos cruces de madera, y ante ellas nos viene la siguiente pregunta ¿Qué historia o leyenda guardan estas cruces?
          Pues si tienen su historia. Resulta que en siglos lejanos, la iluminación de las calles era prácticamente nula, algunas se alumbraban con la escasa luz del pequeño farol o lamparilla de aceite de algún retablo u hornacina.
          Esta oscuridad daba impunidad a los transeúntes para arrojar basuras y hacer sus evacuaciones,  o sea mear en paredes y esquinas.

          ¿Qué hacer? las autoridades y vecinos, decidieron poner sobre estas fachadas unas cruces pintadas o de madera, que como símbolo religioso evitaran estas acciones  tan contrarias a la higiene.
          En 1868 el Ayuntamiento de la Junta Revolucionaria de claro matiz anticlerical, mandó además de derribar murallas, puertas, iglesias y conventos, quitar retablos y cruces de fachadas y lugares públicos, las de esta calle se trasladaron al cercano Hospital de los Venerables, donde permanecieron hasta mediados del siglo XX que a petición de los vecinos y tras una rehabilitación de la fachada se volvieron a colocar en su primitivo lugar.