LA
CALLE CRUCES.
Esta calle a la que he llegado pasando por la Plaza de
Refinadores y la calle Mariscal, tiene un trazado muy irregular, una parte
ancha en forma de plazuela donde se encuentra un monumento con tres cruces.
Estas tres cruces de hierro forjado simbolizan el Calvario de
Cristo, y se alzan sobre columnas de mármol levantadas sobre un pedestal de
ladrillos, una reja cierra el monumento que se complementa con un farol en cada
esquina.
Otra parte más estrecha, donde empotradas en la fachada que
hace esquina con la Ximenez de Enciso, encontramos dos cruces de madera, y ante ellas nos viene
la siguiente pregunta ¿Qué historia o leyenda guardan estas cruces?
Pues si tienen su historia. Resulta
que en siglos lejanos, la iluminación de las calles era prácticamente nula,
algunas se alumbraban con la escasa luz del pequeño farol o lamparilla de
aceite de algún retablo u hornacina.
Esta oscuridad daba impunidad a los transeúntes para
arrojar basuras y hacer sus evacuaciones, o sea mear en paredes y esquinas.
¿Qué hacer? las autoridades y vecinos, decidieron poner
sobre estas fachadas unas cruces pintadas o de madera, que como símbolo
religioso evitaran estas acciones tan
contrarias a la higiene.
En 1868 el Ayuntamiento de la Junta
Revolucionaria de claro matiz anticlerical, mandó además de derribar murallas,
puertas, iglesias y conventos, quitar retablos y cruces de fachadas y lugares
públicos, las de esta calle se trasladaron al cercano Hospital de los Venerables,
donde permanecieron hasta mediados del siglo XX que a petición de los vecinos y
tras una rehabilitación de la fachada se volvieron a colocar en su primitivo
lugar.
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