lunes, 28 de diciembre de 2015

APOTEOSIS DE SAN HERMENEGILDO. FRANCISCO HERRERA EL VIEJO.

APOTEOSIS DE SAN HERMENEGILDO. FRANCISCO HERRERA EL VIEJO.
       En la Sala V, en la misma que hace unos días estuvimos contemplando las pinturas que realizara Murillo para los Capuchinos[i], encontramos esta espectacular y de grandes dimensiones obra maestra (5,23 x 3,26), que representa “La Apoteosis de San Hermenegildo” de Francisco Herrera el Viejo[ii].

         De Herrera pintor sevillano (1590-1656) una de las figuras del barroco hispalense del siglo XVII, que además de la pintura, conocía el arte de grabar, se cuenta que fue acusado de acuñar moneda falsa, huyendo de la justicia se refugió en el Colegio de San Hermenegildo de los jesuitas donde pintó este óleo.  El rey Felipe IV estando en Sevilla en 1624, vio el cuadro, lo admiró tanto que mandó traer a su presencia al autor para perdonarle de lo que se le acusaba, diciendo: “Quien sabe manejar así los pinceles, no necesita fabricar moneda para ser poderoso”.                              
      Herrera presenta al Santo vestido de guerrero con coraza celeste subiendo a la Gloria y rodeado de ángeles, en el plano inferior o terrenal se muestra a San Isidoro y San Leandro, el niño es Recaredo el hermano menor de Hermenegildo, que años más tarde siendo rey introducirá oficialmente el catolicismo en España. 
          Fijaos en el ángulo inferior derecho, la figura casi a oscura, agachada y empequeñecida es Leovigildo el padre que hizo detener, encerrar y ejecutar al santo.
          Herrera en esta pintura, con la figura triunfante del mártir-santo y la pequeñez del herético rey, consigue transmitir al lienzo el triunfo del catolicismo sobre el arrianismo hereje.
          Hermenegildo nació en nuestra ciudad  el año 564, época en que la religión oficial era la arriana y el catolicismo aunque en auge muy minoritario.
          Educado en el arrianismo, su padre el rey Leovigildo le nombra gobernador de la provincia Bética, casado con  Ingunda católica y adoctrinado por San Leandro se convierte al catolicismo.
          Ausente su Leovigildo de Sevilla, se declaró rey de la región de Andalucía, motivo que unido a su conversión religiosa lo enfrenta militarmente a su padre, que lo combate hasta vencerlo y capturarlo, siendo llevado y encerrado en Tarragona.
          EL 13  de Abril del 585 sin querer abjurar del catolicismo y negándose a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, su padre indignado lo manda matar, siendo ejecutado de un brutal hachazo en la cabeza.  
          El lugar de su muerte no está muy claro. se lo disputan Sevilla y Tarragona, una tradición dice: que murió en una celda de la Puerta de Córdoba[iii], otra: que escapó de esta prisión, siendo  de nuevo capturado y llevado a Tarragona en cuyos calabozos se le dio la muerte.
          Mañana veremos el cuadro que representa “el Tránsito de San Hermenegildo”.

         

           



[i]  SOBRE LOS CUADROS QUE PINTARA MURILLO PARA LOS CAPUCHINOS DE SEVILLA VÉASEN LAS TRES ANTERIORES ENTRADAS DE ESTE BLOG.

[ii]  LA FOTO ESTA TOMADA DE LA PÁGINA WEB DEL MUSEO DE BELLAS ARTES DE SEVILLA.

[iii] VÉASE EN ESTE BLOG LA ENTRADA TITULADA: LA PUERTA DE CORDOBA Y LA IGLESIA DE SAN HERMENEGILDO PUBLICADA EL 1/3/2014.

lunes, 21 de diciembre de 2015

SANTA JUSTA Y RUFINA. MUSEO BELLAS ARTES SEVILLA.

MURILLO: SANTAS JUSTA Y RUFINA.
MUSEO BELLAS ARTES SEVILLA.

          Entre los óleos pintados por Murillo para los Capuchinos de Sevilla[i], y que  estos días estoy admirando en el Museo sevillano, se encuentra este de las dos Santas considerado como una de sus grandes obras maestras.
          Murillo las pinta como dos bellas jóvenes sevillanas de delicadas facciones, pelo negro y miradas plácidas y dulces.   Ambas con sus manos, en las que sostienen las palmas del martirio, sujetan a la Giralda.
          Esta representación  a dado pie a la leyenda que les atribuye el ser protectoras de la Giralda, ya que en todos los terremotos habidos en Sevilla, algunos de gran magnitud como el de 1504, que abatió edificios, torres y campanarios, la Giralda se salvó de ser derribada porque ellas la sostuvieron entre sus manos.  
           Justa y Rufina[ii] hermanas de oficio alfareras, nacieron en los años 268 y 270 en el seno de una familia cristiana, en una época que los cristianos eran cruelmente perseguidos.
          Cuenta la tradición, que un día que vendían sus cacharros de cerámica en el mercado, los componentes de una  procesión pagana, le conminaron a que entregaran algunas de sus piezas  para la diosa, las hermanas se negaron alegando que ellas eran cristianas y no adoraban dioses falsos.
          En el altercado que se originó rodaron por los suelos sus cerámicas, así como la falsa diosa que se hizo pedazos, siendo detenidas con la condición de ser liberadas si renunciaban a su religión. Se negaron a la renuncia de su fe, por lo que encarceladas fueron martirizadas y condenadas a morir de hambre y sed, Justa no pudo aguantar y murió por inanición, Rufina que resistía el suplicio, fue llevada al anfiteatro para ser devorada por las fieras.        El fiero y poderoso león que sale del cubil para que la despedace y devore, se acerca, le lame las vestiduras y se echa mansamente a sus pies. El prefecto romano airado, manda que la degollen y quemen su cuerpo.
          El obispo Sabino consigue recoger sus restos para enterrarla junto con su hermana, era el año 287 y tenían 17 y 19 años respectivamente.




[i] VÉASE LAS DOS ANTERIORES ENTRADAS: MURILLO Y LOS CAPUCHINOS Y LA VIRGEN DE LA SERVILLETA.

[ii]  VÉASE EN ESTE BLOG: SANTA JUSTA Y RUFINA PUBLICADO EL 5/3/2014.

lunes, 14 de diciembre de 2015

LA VIRGEN DE LA SERVILLETA.

LA VIRGEN DE LA SERVILLETA.

     Aquí en el Museo, entre los lienzos que Murillo pintara para el Convento de Capuchinos de Sevilla,[i] se encuentra la muy conocida y popular “Virgen de la Servilleta”.

   Cuadro de pequeño tamaño 67 x 72 centímetros, pero de grandes cualidades pictóricas.
   En él, la Virgen con sus brazos sujeta al Niño que parece querer desprenderse de ellos, ambas figuras de gran belleza y luminosidad, fijan las miradas de sus grandes ojos en nosotros, con la sensibilidad y ternura que Murillo supo darle.
     Este cuadro me trae lejanos y entrañables recuerdos, hace muchos años, mi abuela que sabía mucho de santos y que tenía en su casa, eso sí junto a otra de la Virgen Macarena, una reproducción de esta Virgen de la Servilleta, nos contaba la tradición popular sobre el nombre de esta Virgen.
     “Murillo, nos decía: Se había quedado viudo en 1664, por ello en los años 1665 a 1668 que pintaba los cuadros,  además de las horas que dedicaba a las pinturas, pasaba otras muchas en el convento, escuchando misa, charlando e incluso desayunando con los frailes, con los que había entablado gran amistad.
    Un día, terminado el desayuno, el lego encargado de recoger la mesa, declaró que faltaba una servilleta, el prior le contestó: No te preocupes hermano, ya aparecerá.
     Y en efecto, pocos días más tarde, llegó el pintor con la servilleta en la que había pintado la Virgen con el Niño, comentando que era para un hermano, que se la había entregado pidiéndole que le pintara una Virgen para rezarle en su celda”.
     Años más tarde, leyendo algunos libros sobre las pinturas de Murillo, me informé que lo contado por mi abuela era tan solo leyenda, y que la realidad es que el soporte sobre el que está pintada la Virgen, es del lienzo basto que se usaba para las pinturas al óleo.[ii] 
     Y termino, mañana comentaré sobre Santa Justa y Rufina.








[i]  VÉASE LA ANTERIOR ENTRADA: MURILLO Y LOS CAPUCHINOS. MUSEO DE BELLAS ARTES DE SEVILLA.

[ii]  SOBRE MURILLO MUY INTERESANTE: LA OBRA DE MURILLO EN SEVILLA DE ENRIQUE VALDIVIESO. BIBLIOTECA DE TEMAS SEVILLANOS. SEVILLA 1982.

domingo, 6 de diciembre de 2015

MURILLO Y LOS CAPUCHINOS.

MURILLO Y LOS CAPUCHINOS.
MUSEO DE BELLAS ARTES DE SEVILLA.

       Ha terminado el mes de Noviembre, y con él mis paseos por el Cementerio[i], a partir de hoy voy a dedicar unos días a visitar el Museo.
          Me encuentro en la Sala V, contemplando los óleos que entre los años 1665 a 1668 y en plena madurez artística, pintara Murillo para los diversos altares de la iglesia del Convento de Capuchinos de Sevilla, obras que se pueden considerar por su gran calidad, como una de las series  más importantes de su producción religiosa.
          Entre los diecisietes que se exponen, se encuentran la famosa Virgen de la Servilleta, Santa Justa y Rufina, la Inmaculada con el Padre Eterno y la del Coro o la Niña.

MUSEO. RETABLO MAYOR DE LOS CAPUCHINOS CON LA INMACULADA LA COLOSAL.
       En la foto vemos el retablo del Altar Mayor, con los mismos cuadros y disposición que tuvieron en la iglesia del Convento de Capuchinos, CON UNA DESTACADA VARIANTE, el gran cuadro central de la Inmaculada, no es el que Murillo creara para este retablo, el primitivo para ocupar este lugar, fue el titulado “el Jubileo de la Porciúncula” que desde el siglo XIX se encuentra fuera de nuestras fronteras.
       Aquí, ante ellos, pienso en los motivos para el cambio de cuadros, y en el calvario que pasaron desde 1810 en que estuvieron a punto de ser expropiadas por el Mariscal Soult[ii], hasta 1840 en que llegaron a este Museo.
      Me explico, los franceses que ocuparon nuestra ciudad entre 1810 y 1812 se dedicaron a expropiar de iglesias y conventos toda clase de obras artísticas, siendo en pintura las más codiciadas las de Murillo.
     Estas pinturas capuchinas pudieron ser salvadas de la rapiña francesa al ser enviadas a Gibraltar, retirados los franceses, las pinturas algunas en muy mal estado volvieron al convento, donde fueron restauradas por el pintor sevillano Joaquín Bejarano, los frailes le pagaron su trabajo con el cuadro “el Jubileo de la Porciúncula”, que fue vendido hasta llegar al Museo de Colonia, donde se encuentra.
     En 1835 por la desamortización de Mendizábal los cuadros pasaron a la propiedad del Estado, sufriendo varios traslados, hasta llegar definitivamente al Museo en 1840.

INMACULADA LA GRANDE O LA COLOSAL.
       Aquí, ese mismo año, la falta del cuadro de “la Porciúncula”, se sustituye   por la Inmaculada conocida como “la Grande” o “la Colosal” que Murillo pintara no para los capuchinos, sino para el desaparecido convento de San Francisco.
       Y desde entonces podemos admirar en nuestra pinacoteca, junto a los cuadros capuchinos, esta hermosa Inmaculada.








         



[i]     SOBRE EL CEMENTERIO HE PUBLICADO EN NOVIEMBRE 2015: EL PANTEON DEL PINTOR JOSE VILLEGAS CORDERO; MAUSOLEOS DEL CEMENTERIO; GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA Y  PANTEON 61 HEROES GUERRA 1859-60.

[ii]  SOBRE LA EXPOLIACIÓN,DESAMORTIZACIONES Y REVOLUCIÓN 1868  VÉASE EN ESTE BLOG: PERDIDAS DEL PATRIMONIO SEVILLANO PUBLICADO EL 17-03-2014.