lunes, 28 de abril de 2014

LA CASA PALACIO PUMAREJO.


LA CASA-PALACIO PUMAREJO.

        El edificio que da identidad a la plaza y que vamos a visitar es la casa-palacio de Pumarejo, salvado de caer en manos de la especulación inmobiliaria y convertirse en hotel o incluso ser derribado, gracias a los diversos grupos que forman la Asociación Casa Pumarejo, que desde hace varios años lucha por su conservación.

          Estos colectivos que han adecentado, habilitado y llenado de actividad las dependencias del edificio, contribuyen a salvaguardarlo y recuperarlo, y seguirán luchando para que este inmueble declarado en el 2003 Bien de Interés Cultural se le haga una rehabilitación integral, y que consiga parte del esplendor que tuvo antaño, además de la utilidad pública.
          Pero pasemos al interior, como todos los palacios sevillanos, tiene un zangúan con cancela que da paso al patio principal, la planta alta a la que se sube por una amplia escalera, se sostiene con arcos de medio punto sobre columnas, que caso único en Sevilla, no son de mármol sino de madera de caoba, Pumarejo que fue comerciante en Indias, trajo estas exóticas maderas de Cuba.
          Las paredes del patio tienen hermosos azulejos y se encuentra adornado con profusión de flores y macetas, las balaustradas son de mármol. El patio interior o de servicio no se puede visitar por las malas condiciones de esta parte de la casa.

          La historia de la Casa Grande como la llaman los vecinos, comienza en 1755 cuando el Veinticuatro de Sevilla Don Pedro Pumarejo, compra en este lugar unas casas de vecindad, para construir su casa-palacio con jardines y huertas.
          Años más tarde en 1788, el Ayuntamiento la compra, cediéndola como sede provisional al colegio de Niños Toribios, institución de caridad que realiza una importante labor social en la ciudad, criando y educando a niños abandonados.
          Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) fue ocupada por las tropas francesas, que la utilizaron como cárcel de la población sublevada.
          En los años siguientes, abandonada por los Toribios, es utilizada para varios usos, Escuela Especial para Adultos, biblioteca, Escuela dominical de menores y casa de vecinos, hasta que en 1886 es adquirida por el comerciante Aniceto Sáenz Barrón, que urbaniza los terrenos de huertas y jardines[i].
          Tras la muerte en 1903 de Aniceto Sáenz se vende y pasa por varios propietarios, el palacio se convierte de nuevo en casa de vecinos que conviven con talleres, bodegas y comercios.
          Pasan los años y llega a una situación de abandono y dejadez, a finales del siglo XX y lo que llevamos del XXI el Colectivo Vecinal de la casa Pumarejo y personas y Entidades Amigas encuadradas en la Asociación Casa Pumarejo luchan, sin demasiado éxito, para que las instituciones municipales rehabiliten el edificio dándole un uso público y colectivo.
          Debido a la presión ejercida, el Ayuntamiento, su actual propietario, les concede en 2011 un convenio por quince años, para su gestión y utilización, quedando pendiente la rehabilitación.
         



[i] VÉASE LA ENTRADA ANTERIOR LA PLAZA DE PUMAREJO.

domingo, 27 de abril de 2014

LA PLAZA DE PUMAREJO.


LA PLAZA DE PUMAREJO.
         

         Han pasado los días de Semana Santa y vuelvo a mis paseos, desde San Gíl he llegado a esta plaza, creada al construirse la casa-palacio de Don Pedro Pumarejo.
        Cuando la nobleza levantaba su palacio, las casas que estaban delante se derribaban para que el edificio se pudiera admirar en todo su esplendor, este es el caso de esta plaza con las viviendas que se estrechaban para formar los Cuatro Cantillos. Dicen que fueron más de setenta las que se quitaron.
        En el centro de esta Plaza de Pumarejo hubo instalada una hermosa fuente con figuras talladas, parte de ella se encuentra hoy en la fuente al monumento a Doña Catalina de Ribera, fundadora del Hospital de la Sangre, en el paseo que lleva su nombre junto a los Jardines de Murillo.
        Esta antaño hermosa plaza, hoy se encuentra muy degradada, la fuente no existe, y el palacio de Pumarejo que le da nombre se encuentra en un lamentable estado de conservación.
        En el lado norte por donde comienzo mi paseo, estuvieron las Atahonas Municipales, construidas en 1.785 para abastecer de pan a la ciudad y al ejecito en los periodos de escasez, que por desgracia eran frecuentes, debido a las numerosas epidemias.

                                               PORTADA ANTIGUAS ATAHONAS. 
En el siglo XIX las Atahonas dejaron de funcionar, y sus instalaciones se dedicaron a diversos usos, se instaló un teatro, fue casa de vecinos, y entrada trasera al cine Esperanza, cuya entrada principal era por la calle San Luis, fue tienda de muebles, Ambulatorio de la Seguridad Social, y actualmente Centro para Mayores. Aunque el edificio está muy reformado aún se conserva la antigua portada de las Atahonas.
        Cruzando la plaza llegamos al palacio de Pumarejo, edificio de dos plantas, con gran valor patrimonial, histórico y artístico, muestra representativa de la arquitectura civil sevillana del sigo XVIII.

         La portada con balcón, está flanqueada por medias columnas sobre pedestales decoradas con molduras rectilíneas y en el centro del dintel un rostro humano tallado en la piedra.
        El resto de la gran fachada está muy cambiado por los avatares del tiempo. En la esquina con la calle Fray Diego de Cádiz existe un balcón en ángulo y sobre él en piedra el escudo nobiliario de la familia Pumarejo.
        Entre el lateral del palacio y la calle Torreblanca, se encuentran una serie de calles interesantes por sus nombres, ya que pertenecen a una misma familia, el comerciante Aniceto Sáenz compra en 1866 el palacio y en lo que fueran huertas edifica viviendas, traza las calles y las rotulas con los nombres de él mismo y sus parientes más cercanos, de aquí los nombres: calle de Aniceto Sáenz, de su madre Eustaquia Barrón, de su padre Patricio Sáenz y de su hija Antonia Sáenz[i].
        Para terminar quiero hacer mención a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que en la calle Patricio Saénz y desde hace muchos años, regentan un comedor social de beneficiencia, en los que alimentan diariamente a más de doscientas cincuentas personas necesitadas.

                                                  



[i] SOBRE LOS DIVERSOS PROPIETARIOS Y LOS AVATARES DE LA CASA PUMAREJO VÉASE EN ESTE BLOG LA CASA-PALACIO PUMAREJO.

martes, 22 de abril de 2014

IGLESIA DE SANTA MARINA.


DOMINGO DE RESURRECCIÓN.

El Domingo de Resurrección estuve en la iglesia de Santa Marina, a ver los “pasos” de la Cofradía del Resucitado que no pudieron hacer su estación de penitencia a causa de la lluvia caída durante la madrugada.
La imagen del Señor, magnifica, realizada por el imaginero Francisco Buiza en 1973, se alza erguida en aptitud de elevarse a los Cielos.
La Virgen de la Aurora, del escultor Dubé de Luque de 1978, sin lágrimas en su bello rostro por la alegría de la Resurrección de su Hijo, se muestra en todo su esplendor sobre su “paso”.
Visto los “pasos” hay que recrearse contemplando este templo, uno de los edificados en el estilo gótico-mudéjar.
Monumento de Bien de Interés Cultural desde 1931, está  considerado como el prototipo de modelo del templo sevillano de la baja Edad Media.
          Aquí no encontraremos  altares, retablos, capillas barrocas o de otros estilos arquitectónicos, aquí todo es gótico-mudéjar, singularidad que lo hace único entre todos los templos de su época.
          Demos una vuelta y admiremos sus capillas, la Mayor gótica cubierta con bóvedas de nervadura, la luz entra por tres ventanas ojivales del ábside, en el centro sobre un altar dorado se encuentra la imagen de la titular Santa Marina.  
           En las naves laterales cuatro bellas capillas mudéjares fechadas a mediados del siglo XIII, cuya función principal fue la de enterramientos, y que responden al modelo arquitectónico funerario de la qubba almohade, en ellas se refleja el paso de la tradición islámica a la Sevilla cristiana, o sea al arte mudéjar. (Qubba es voz árabe que designa un edificio cubierto con cúpula que sirve de sepulcro en los países islámicos).
          La Sacramental de gran pureza mudéjar con cúpula gallonada, imitando a los gajos de una naranja (gallones = gajos), los arcos de la semibóvedas descansan sobre cuatro columnas tardoromanas.
          La cúpula de la capilla de la Virgen del Amor está cubierta de pinturas irreconocibles.
          La capilla bautismal, contiene una antigua pila bautismal de mármol blanco, su bóveda es gallonad


CAPILLA MUDEJAR DE LA PIEDAD.
           Por último, antes de salir quedaos sin prisas, a admirar la belleza de la joya de las capillas funerarias de Sevilla, la capilla de la Piedad o de la Virgen de la Aurora, situada en la nave de la Epístola, cuya esplendida bóveda está  decorada con fragmentos de azulejos, y un hermoso friso de  lacería de estilo almohade.       
         Salimos al exterior, la portada principal  de estilo gótico, por la que se acede al interior del templo, tiene ocho arcos ojivales y un alero con catorce cabezas de leones, en el centro la escultura de Dios Padre coronado y a los lados cuatro imágenes en piedra representando a la Santa.[i] 

          La protección de esta iglesia sevillana se puso bajo la advocación de Santa Marina de Orense, no estando claro si fue debido a los gallegos que llegaron cuando la Reconquista.
          Esta doncella gallega, considerada la protectora de las parturientas, tiene varias leyendas, aquí vamos a recoger una de ella, que podemos ver al estar grabada en la piedra.
                          RELIEVE DEL FRISO DONDE MARINA SALE DEL VIENTE DEL DRAGÓN.
            Fijaos bien, mirad en la esquina a la derecha del friso donde comienzan los arcos ojivales y veréis a Marina que sale del dragón.
        Dice la leyenda: Que fue encarcelada y torturada por no renunciar a su fe cristiana, en su encierro pide a Dios  que se le aparezca el demonio que la atormenta, este en forma de dragón la traga y Marina sale empuñando una cruz e ilesa del vientre del demonio. 
          Santa Marina se  representa en la otra parte del friso, de pastora con el rebaño.

           En la torre mudéjar del siglo XIII sucedió según la leyenda, el descubrimiento de una pequeña imagen de la Virgen de la Piedad, que salvó a un individuo que huía de la justicia[ii].
       



           
     

           









          





[i]  EN LA BASE DE DATOS DEL PATRIMONIO DE ANDALUCIA SE RECOGE QUE LA PORTADA PRINCIPAL ESTA DEDICADA A LAS “CUATRO VÍRGENES PRINCIPALES” SANTA MARINA, SANTA MARGARITA, SANTA CATALINA Y SANTA BÁRBARA.

[ii]  EN LA ENTRADA DEDICADA A LA CALLE BUSTOS TAVERA SE COMENTA AMPLIAMENTE ESTA LEYENDA.

DIAS DE SEMANA SANTA.



TEMPLOS GÓTICO-MUDÉJAR.

Salvo la lluvia en la madrugada del Domingo que impidió la salida del Resucitado, el tiempo después de varios años de lluvias se ha comportado en esta Semana Santa esplendido y radiante, como debe ser en estas fiestas.
Días luminosos para ver  Cofradías por las calles, y también para visitar iglesias y admirar “pasos” e imágenes.
De Cofradías no os voy a hablar, todo lo necesario para saber de ellas, se puede encontrar además de en libros especializados, en los programas de mano de Semana Santa, por ellos podéis saber: número de hermanos, estrenos, autores de las imágenes y otras curiosidades.
Conocemos tanto de Cofradías y Hermandades, que estas líneas van dedicadas a los templos.
Os habréis fijado que en la fachada de la mayoría de iglesias con portadas de estilo gótico, como la de la foto que se adjunta, una placa nos informa que son del siglo XIV.

PORTADA GÓTICA.
La historia de estas iglesias, edificadas en el estilo gótico-mudéjar sevillano es interesante.
Todo comienza con la reconquista en  1248 de Sevilla por Fernando III, la ciudad musulmana había que convertirla en cristiana, lo primero fue dividir la ciudad en 24 collaciones o parroquias, edificando templos y convirtiendo las mezquitas en templos cristianos.
Al unificarse las culturas de los dos grandes grupos de la población sevillana, los castellanos que llegaron con el rey y los mudéjares (musulmanes que se quedaron y se convirtieron al cristianismo) en la arquitectura nacería el gótico mudéjar sevillano.
El mudéjar de los albañiles musulmanes, aportaría a la piedra gótica, materiales baratos como el ladrillo, el yeso y la madera, creando con ellos edificios sólidos y de gran belleza.
Arte que culminaría en el siglo XIV, siendo monarca Don Pedro I, cuando en el año 1356 Sevilla sufrió un violento terremoto que destruyó numerosos edificios, ocasionando graves daños por toda la ciudad, quedando destruidas la mayoría de las iglesias de la reconquista, que se reedificaron  en el nuevo estilo gótico-mudéjar.
Este estilo, se traduce en un modelo parroquial de una nave con tres cuerpos separados por pilares, el central más alto y ancho que los laterales, todo ello cubierto con una techumbre de madera de artesanado mudéjar, torre de ladrillos y portadas adosadas de cantería con arcos ojivales y elementos decorativos almohades.
En los siglos XVII y XVIII muchos de ellos tuvieron  diversas reformas en otros estilos arquitectónicos además del gótico –mudéjar.
Por fortuna, hoy en día, podemos admirar estos templos, algunos verdaderas joyas, que iremos comentando cuando pasemos por ellos.[i]  






[i] Iglesias góticos-mudéjares de Sevilla, algunas muy modificadas: Santa Marina; Ómnium Sanctórum; Santa Catalina; San Marcos; San Esteban; San Pedro; San Andrés; San Isidoro; San Julián; Santiago;  San Juan de la Palma; San Román; San Vicente; San Lorenzo; San Gil; Santa Lucía; San Martín; Santa Ana. Derribada en1810 iglesia de la Magdalena; Derribada en 1868 iglesia de San Miguel.

domingo, 20 de abril de 2014

MI NAZARENO MACARENO.


PILATOS Y LA LLUVIA.

        El titulo de este escrito,  es porque MÍ NIETO Manuel, ha salido esta Semana Santa como penitente en la Cofradía de la Macarena. El subtitulo va de tormenta de lluvia sobre Pilatos.
          Como todas las  mañanas de Viernes Santo, me encuentro en la Resolana para ver pasar la Macarena, aquí en donde estuvo nuestra antigua casa, saludo   y charlo con antiguos convecinos, a la espera que llegue la procesión.
          Este año mi ilusión es mayor, ya que mi nieto va acompañando a la Virgen.
          Ya ha pasado la Cruz de Guía, estandartes y nazarenos del Señor, el “paso” de la Sentencia, acompañado por el vaivén del mar de plumas de los “armaos” se encuentra “arriado” a la altura de donde me encuentro.
          En este impresionante “barco”, el Señor de cara a la multitud con la mirada baja, se muestra tranquilo y sereno, como inocente que es, de la sentencia que lo condena.
          Detrás en su trono de procurador romano de Judea, Poncio Pilatos cabizbajo, como si la cosa no fuera con él, ha pedido agua para lavarse las manos, agua que en una palangana le ofrece un esclavo negro.
          Al mencionar el agua, me ha venido a la memoria un curioso suceso de una Madrugada, que en uno de sus libros nos narra el sacerdote y escritor Muñoz y Pavón[i]. ”Empezó a llover torrencialmente, cuando iba el “paso” de la Virgen por la Plaza del Salvador, y pudieron meterlo en la parroquia para que no se mojara.
          El “paso” del Señor que representa la sentencia de Pilatos, iba por la mediación de la calle Cuna, que retrocediera para guarecerse en el Salvador, o avanzara hasta llegar a la iglesia de la Universidad, tendría que ponerse hecho una sopa.
          El prioste se subió al “paso”. Con unas cuantas capas que le facilitaron cubrió perfectamente la sagrada imagen, y hasta algunos de los sayones y judíos. Iba a bajarse del “paso” dando por terminada su faena, cuando aquí que le dice a grandes voces el Mayordomo:
-Pero ¿ y Pilatos, hombre?
-¿¿ Pilatos…?? Por mi parte que la beba en pie…
¿ No quería agua…? ¡ Pó que se jarte!

          Ya marcha el Señor de la Sentencia con sus “armaos” hacia el Arco, nazarenos de la Virgen van pasando, y ¡ahí está! ¡ahí viene mi nieto!, lo conozco por su forma de caminar, parece cansado, claro que lo está, ha sido un valiente al hacer el recorrido completo de más de doce horas, pero ya le queda unos metros para la entrada, y despedirse de la Virgen hasta el año que viene.



[i] JUAN FRANCISCO MUÑOZ Y PABON. SILUETAS DE LA SEMANA SANTA.EDICIONES MARSAY SEVILLA 2001.

lunes, 14 de abril de 2014

LA IGLESIA DE SAN GIL ABAD



         
          Al pasear por esta calle de San Luis, dejando atrás el Arco y la basílica de la Macarena, lo primero que encontramos es la Iglesia de San Gil, situada en la plaza que lleva su nombre.
Cada vez que paso por esta plaza, me viene a la memoria  una curiosa leyenda sobre el Rey Don Pedro I y su manera de aplicar justicia.
Se cuenta: “Que el cura de la parroquia de San Gil, se negó a dar sepultura a un feligrés de familia tan pobre, que no tenían para  pagar la ceremonia del entierro ni para la sepultura, enterado  el Rey mandó al cura abrir una fosa y que en ella fuese enterrado vivo”.
Este mandato del Rey, quizás sea uno de los motivos por lo  que algunos, le conocen con el sobrenombre del Cruel, yo creo que se merece más el de Justiciero.         
Como leyenda que es, no sabemos si tiene algo de cierto, y si el cura fue o no enterrado vivo.
Lo importante es la moraleja que se desprende de ella, nos dice, que hay que tener más caridad cristiana con el prójimo y sobretodo con los más necesitados.
Una cruz de hierro sobre un pedestal  de ladrillos, hoy desaparecida, recordaba esta leyenda a todo el que por allí pasaba.
El nombre de la iglesia se debe al Arzobispo Don Remondo que era muy devoto del este santo, el edificio es del siglo XIV y es una de las primeras que se construyen con el nuevo estilo gótico-mudéjar-sevillano, aunque actualmente se encuentra muy reformada.

Al exterior tiene dos portadas y la torre que consta de dos cuerpos, siendo el primero mudéjar, el campanario del XVII, y el capitel hexagonal de azulejos trianeros.
En el interior lo primero que llama la atención, es que no tiene retablo mayor, sino un templete neobarroco moderno, donde se encuentra el titular San Gil acompañado de una cierva.          

Esta parroquia de San Gil, era muy visitada por los que vivíamos en el barrio macareno, aquí veníamos a ver a la Virgen Macarena antes de que tuviera su basílica propia, además en esta parroquia estábamos bautizados, incluso muchos de nosotros, años más tarde, nos casamos en ella. Ahora, desplazados y viviendo en barrios más lejanos, la visitamos menos.
Yo siempre que entraba, sentía curiosidad por saber el motivo que este  santo sea representado con dicho animal, hasta que conocí su leyenda:
“San Gil de origen griego, vivía retirado como ermitaño y haciendo penitencia en el bosque de la Provenza (Francia) cuando se presentó en su cueva una cierva herida que huía de unos cazadores, el Santo poniendo en peligro su propia vida la protegió con su cuerpo, siendo herido por una flecha en un brazo, pero salvando al animal de sus perseguidores, uno de los cazadores era el Rey de Francia, que admirado por la vida de piedad y sacrificio le construyó un monasterio del que lo nombró abad”.
Las capillas están dedicadas, a la Hermandad de la Virgen del Rocío de la Macarena con su magnífico Simpecado, a la Virgen del Carmen, a las Ánimas Benditas, a la Milagrosa, y a la Sacramental, esta con un retablo que preside una efigia de la Inmaculada, cuya bóveda y paredes se adornan con yesería.
Al dar una vuelta por el templo, fijaos en los zócalos de azulejos, muestra  bellísima y moderna  del arte sevillano. Los azulejos con formas geométricas en la cabecera del presbiterio, se cree que son del siglo XIII.

Salgo de la iglesia y frente a ella se encuentra la calle Contreras estrecha y desigual, el nombre es en memoria de un sevillano y macareno ejemplar, el Venerable clérigo Don Fernando de Contreras (1470-1548) que nació en esta calle, fue  bautizado en la Parroquia de San Gil y se encuentra enterrado en la Catedral.
Su vida la dedicó al rescate de cautivos en el norte de África, curó a muchos enfermos, siendo tenido por santo.
Morales Padrón en su libro Sevilla Insólita[i], nos narra un hecho curioso e interesante: “Un bastoncito de Contreras que se guarda en la Catedral de Sevilla, era mandado a recoger por las Reinas de España, para que durmiera en sus lechos y tuvieran un parto feliz, hoy siglos después, este bastoncito a perdido su efecto mágico”.
 Otra calle que desde San Gil llega hasta Parras, es la de Sagunto, que nos recuerda la ciudad valenciana, en que sus ciudadanos mantuvieron hasta morir, una defensa heroica contra las tropas cartaginesas mandadas por Aníbal Barca.




[i]  SEVILLA INSOLITA FRANCISCO MORALES PADRON. UNIVERSIDAD DE SEVILLA.

sábado, 12 de abril de 2014

LA CALLE SAN LUIS



ANTIGUA CALLE REAL.

Me encuentro en el Arco de la Macarena, donde voy a iniciar mi caminar por esta larga y estrecha calle, tan llena de historia.
El nombre actual de San Luis, se le puso en 1845 por la iglesia jesuita del mismo nombre, situada a su mediación.
Anteriormente era conocida como calle Real,  debido a que era la entrada habitual de los reyes cuando llegaban a la ciudad, monarcas como Alfonso XI, Fernando el Católico o el Emperador Carlos I entre otros, pasaron con sus comitivas regias por esta calle, para llegar a su residencia en los Reales Alcázares.
En mi paseo dejo atrás la iglesia de San Gil, una de las parroquias más antiguas de Sevilla, y sigo hasta la Plaza de Pumarejo,  llamada con este nombre, por la casa-palacio que construyera en el siglo XVIII el Veinticuatro de Sevilla Don Pedro Pumarejo.

PORTADA CASA-PALACIO PUMAREJO.
Esta parte de la calle Real era muy estrecha, siendo conocida antiguamente como los Cuatros Cantillos, o las Cuatro Esquinas[i].
Estos cuatro cantillos al atardecer, eran el punto de reunión para los mocitos y perdonavidas de Santa Marina y de San Gil, además, escondidos por sus esquinas los regatones, estraperlistas que hasta mediados del siglo pasado, ofrecían pan blanco, aceite y otros productos.
          Sigo hasta Santa Marina y durante un rato contemplo su portada gótico-mudéjar.
          Frente a esta iglesia se encuentra la calle Divina Pastora, que anteriormente se llamó Adelantado, porque en esta esquina estuvo el palacio de los Per Afán de Riberas, Adelantados de Sevilla, aquí vivieron hasta que edificaron su “Casa de Pilatos” Doña Catalina de Ribera, su esposo Don Pedro Enríquez y sus hijos Fadrique y Fernando.
          Sobre lo que fuera este palacio, los jesuitas construyeron su noviciado de San Luis.
          Actualmente en parte del edificio se ubica el Instituto Andaluz de las Artes y las Letras, en su interior se encuentra la poco conocida iglesia domestica de San Luís.
Más adelante, nos encontramos ante la fachada de una hermosa joya, la iglesia de San Luis Rey de Francia, que le da nombre a la calle, estando considerada como la más suntuosa de todas las iglesias barrocas sevillanas.
FACHADA IGLESIA SAN LUIS.
Enfrente hay una calle muy estrecha, que llega hasta San Julián, con el nombre del escultor y retablista Duque Cornejo, que vivió en esta calle, siendo el autor de muchas de las obras que contemplaremos en la visita a esta iglesia.
          A continuación se encuentra el Colegio La Salle-Purísima, frontero a este estuvo el Hospicio para niños expósitos.
          Otro edificio asistencial que no existe, es el Hospital de San Cosme y San Damián, popularmente conocido como de los locos o inocentes[ii], aquí estuvo internado el loco Amaro, personaje muy singular del que pronto hablaremos.
          Frente al que fuera Hospital de los Inocentes, hoy Centro Deportivo San Luis, hay un callejón sin salida con el nombre de Padilla, donde según la leyenda el rey Don Pedro conoció a Doña María de Padilla, el gran amor  de su vida.
          Más adelante, en un azulejo situado sobre la fachada del número trece, se lee que en 1875 en un humilde cuartito del antiguo edificio, se fundó con cuatro hermanas la institución religiosa de las Hermanas de la Cruz, para ayuda y servicio a los pobres.
Y San Marcos, donde termino mi paseo de hoy, de las notas tomadas de los lugares vistos, voy a escribir unas páginas individuales que iré publicando en este blog.





[i][i]  VÉASE ESQUINAS Y CONVENTOS DE DON SANTIAGO MONTOTO.

[ii][ii] LA CALLE ESQUINA A ESTE EDIFICIO LLEVA EL NOMBRE DE INOCENTES POR LOS QUE FUERON RESIDENTES EN DICHO HOSPITAL.

miércoles, 9 de abril de 2014

LA PLAZA Y EL CONVENTO DE SANTA ISABEL.


          Esta plaza, una de las más bonitas de Sevilla, está situada a espaldas de la iglesia de San Marcos, es recoleta y muy agradable por su ambiente de quietud y tranquilidad, que le dan los conventos cercanos.  
          Me siento en unos de sus bancos a disfrutar de tan bello entorno, sobre mi cabeza las ramas de los granados me dan sombra, el azahar deja su perfume en el aire, el agua de la fuente canta mientras cae en la taza, unas palomas beben y otras revolotean por la plaza.
          Mis ojos, en esta paz, no se cansan de contemplar la magnífica portada del convento de Santa Isabel, a la que franquean dos altos olmos.

                                                                               PLAZA DE SANTA ISABEL.
          Es obra de Alonso de Valdelvira de 1609, en piedra y de estilo renacentista, a los lados dos pares de columnas estriadas, entre las que se disponen cuatro hornacinas vacías.
          Se remata con un esplendido altorrelieve, muy deteriorado, realizado por Andrés de Ocampo[1], cuyo grupo escultórico de siete figuras representa la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel, destacan las figuras de la Virgen con un amplio manto, y la de Santa Isabel que hace una genuflexión.

         El convento de Santa Isabel fue  fundado en 1490 para la Orden de religiosas de San Juan, la espadaña que se alza sobre la plaza, ostenta la cruz de la Orden.  
          Con la desamortización de 1835 estas monjas fueron exclaustradas, pasando a ser cárcel de mujeres, posteriormente fue  reformatorio femenino, conocido popularmente como Casa de las Arrepentidas.
          Desde 1869 es sede de la congregación de religiosas filipenses, que fundara la Madre María de los Dolores Márquez, dedicada a la enseñanza.
          La Orden desarrolla una obra social muy importante, con el cuidado, protección y acogida de menores y de mujeres maltratadas.
          Además por una ventana de su acogedor compás, presidido por un paño de cerámica de la Madre María Dolores, se reparten diariamente entre los necesitados, más de trescientos bocadillos.

MADRE MARIA DOLORES MARQUEZ.
               La iglesia, a la que accedemos por el patio que da a la calle Hiniesta, guarda un gran patrimonio en obras de arte, incluso a pesar de las pinturas que se perdieron al ser expoliadas por los franceses.
          El retablo mayor, que preside una Dolorosa, es obra de Juan de Mesa, de este mismo escultor es el Cristo de las Misericordias.
          Otros retablos realizados por Juan de Oviedo y Martínez Montañés, además de pinturas entre las que destacan las de Juan del Castillo se reparten por el templo.
          En el coro bajo se encuentran enterrados los cuerpos de la Madre María Dolores Márquez y del promotor de la fundación, el Padre Francisco García Tejero.
          Vista la iglesia, salgo a la calle Hiniesta desde donde caminaré hasta San Julián y por la Ronda llegar a la Macarena para terminar el paseo de hoy.
          No me he olvidado de la iglesia de San Marcos, la visita la dejo para dentro de uno días.


         




[1]   ANDRÉS DE OCAMPO 1550-1623 ESCULTOR JIENNENSE, RESIDIÓ Y REALIZÓ SU MAYOR PRODUCCIÓN EN SEVILLA, ES AUTOR ENTRE OTRAS MUCHAS OBRAS DEL CRISTO DE LA FUNDACION DE LA HERMANDAD DE LOS NEGRITOS. 

lunes, 7 de abril de 2014

AZULEJOS CERVANTINOS.

         
VIOLENCIA MACHISTA.
          La placa de cerámica, que hemos visto  en Santa Paula, no es la única dedicada a Cervantes, hay otras, hasta un total de diecisiete repartidas por la ciudad, que nos recuerdan que aquel lugar, se halla comentado en algunas de sus Novelas Ejemplares.
          Estos azulejos fueron, a propuesta de Don Luis Montoto, un homenaje del Ayuntamiento el 23 de Abril de 1916, con motivo del tercer centenario de la muerte de nuestro Ingenio de las letras.
          Sentado en la Plaza de Santa Isabel, me entretengo releyendo dichas Novelas, cuando leo en Rinconete y Cortadillo, un caso de violencia machista, tan de actualidad en nuestra época que pienso que sería interesante hablar de ello.
          Rincón y Cortado, dos jóvenes bribones, buscavidas de catorce o quince años el uno,  y cercano a los diecisiete el otro, que llegan a Sevilla entrando por la puerta de la Aduana o Postigo del Carbón, donde hacen su primer “trabajo”, robarle a un francés que entraba con ellos, dos camisas nuevas y un reloj, que vendieron en el malbaratillo de la Puerta del Arenal por veinte reales.
(Las placas situadas una en la calle Núñez de Balboa, a espaldas de la Delegación de Hacienda, y otra en la calle Adriano, nos hablan de la Aduana y del mercadillo del Arenal).
          Ya conocemos a los dos protagonistas de la Novela, ahora vamos al caso de maltrato por violencia machista, que por lo visto es una lacra  de todos los tiempos.
          Estando ambos pilluelos en casa de Monipodio jefe o rey de los ladrones, entra la Cariharta despeinada, llena de golpes, gritando y diciendo entre lagrimas:
          “ Que su hombre el Repolido, le había pedido treinta reales y ella solo le había enviado los veinticuatro que tenía, él creyendo que lo sisaba, la sacó al campo, detrás de la Guerta del rey, y allí, entre olivares, la desnudó, y con la pretina, sin excusar ni recoger los hierros, le dio tantos azotes que la dejó por muerta, de la cual verdadera historia son buenos testigos estos cardenales que miraís”.
          A la pregunta de ¿no te hizo ninguna caricia? Contesta: “¿Como una? cienmil me hizo, y diera él un dedo de la mano porque me fuera con él a su posada, y aun me parece que casi se le saltaron las lagrimas de los ojos despues de haberme molido”.
          En esta contestación, está el porqué de que hoy,  en muchos casos graves o de muerte por violencia, no existan denuncias previas.

          Placa situada en la calle Portaceli, antigua Huerta del Rey, cercana a La Buhaira, donde sucedieron los peregrinos episodios narrados.
          Cuando pasee por donde se halle situado alguno de estos azulejos cervantinos, comentaré el suceso allí acaecido.
          Cierro el libro de las Novelas Ejemplares y me dispongo a contemplar la Plaza de Santa Isabel.