LA PLAZA DE PUMAREJO.
Han
pasado los días de Semana Santa y vuelvo a mis paseos, desde San Gíl he llegado
a esta plaza, creada al construirse la casa-palacio de Don Pedro Pumarejo.
Cuando
la nobleza levantaba su palacio, las casas que estaban delante se derribaban
para que el edificio se pudiera admirar en todo su esplendor, este es el caso
de esta plaza con las viviendas que se estrechaban para formar los Cuatro
Cantillos. Dicen que fueron más de setenta las que se quitaron.
En el
centro de esta Plaza de Pumarejo hubo instalada una hermosa fuente con figuras
talladas, parte de ella se encuentra hoy en la fuente al monumento a Doña
Catalina de Ribera, fundadora del Hospital de la Sangre, en el paseo que lleva
su nombre junto a los Jardines de Murillo.
Esta
antaño hermosa plaza, hoy se encuentra muy degradada, la fuente no existe, y el
palacio de Pumarejo que le da nombre se encuentra en un lamentable estado de
conservación.
En el
lado norte por donde comienzo mi paseo, estuvieron las Atahonas Municipales,
construidas en 1.785 para abastecer de pan a la ciudad y al ejecito en los
periodos de escasez, que por desgracia eran frecuentes, debido a las numerosas
epidemias.
PORTADA ANTIGUAS ATAHONAS.
En el
siglo XIX las Atahonas dejaron de funcionar, y sus instalaciones se dedicaron a
diversos usos, se instaló un teatro, fue casa de vecinos, y entrada trasera al
cine Esperanza, cuya entrada principal era por la calle San Luis, fue tienda de
muebles, Ambulatorio de la Seguridad Social, y actualmente Centro para Mayores.
Aunque el edificio está muy reformado aún se conserva la antigua portada de las
Atahonas.
Cruzando
la plaza llegamos al palacio de Pumarejo, edificio de dos plantas, con gran
valor patrimonial, histórico y artístico, muestra representativa de la
arquitectura civil sevillana del sigo XVIII.
La portada con balcón, está flanqueada por
medias columnas sobre pedestales decoradas con molduras rectilíneas y en el
centro del dintel un rostro humano tallado en la piedra.
El
resto de la gran fachada está muy cambiado por los avatares del tiempo. En la
esquina con la calle Fray Diego de Cádiz existe un balcón en ángulo y sobre él
en piedra el escudo nobiliario de la familia Pumarejo.
Entre
el lateral del palacio y la calle Torreblanca, se encuentran una serie de
calles interesantes por sus nombres, ya que pertenecen a una misma familia, el
comerciante Aniceto Sáenz compra en 1866 el palacio y en lo que fueran huertas
edifica viviendas, traza las calles y las rotulas con los nombres de él mismo y
sus parientes más cercanos, de aquí los nombres: calle de Aniceto Sáenz, de su
madre Eustaquia Barrón, de su padre Patricio Sáenz y de su hija Antonia Sáenz[i].
Para
terminar quiero hacer mención a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl,
que en la calle Patricio Saénz y desde hace muchos años, regentan un comedor
social de beneficiencia, en los que alimentan diariamente a más de doscientas
cincuentas personas necesitadas.
[i] SOBRE LOS DIVERSOS PROPIETARIOS Y LOS AVATARES DE LA
CASA PUMAREJO VÉASE EN ESTE BLOG LA CASA-PALACIO PUMAREJO.
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