ANTIGUA CALLE REAL.
Me encuentro en el Arco de la Macarena, donde voy a iniciar
mi caminar por esta larga y estrecha calle, tan llena de historia.
El nombre actual de San Luis, se le puso en 1845 por la
iglesia jesuita del mismo nombre, situada a su mediación.
Anteriormente era conocida como calle Real, debido a que era la entrada habitual de los
reyes cuando llegaban a la ciudad, monarcas como Alfonso XI, Fernando el
Católico o el Emperador Carlos I entre otros, pasaron con sus comitivas regias por
esta calle, para llegar a su residencia en los Reales Alcázares.
En mi paseo dejo atrás la iglesia de San Gil, una de
las parroquias más antiguas de Sevilla, y sigo hasta la Plaza de Pumarejo, llamada con este nombre, por la casa-palacio
que construyera en el siglo XVIII el Veinticuatro de Sevilla Don Pedro Pumarejo.
PORTADA CASA-PALACIO PUMAREJO.
Esta
parte de la calle Real era muy estrecha, siendo conocida antiguamente como los
Cuatros Cantillos, o las Cuatro Esquinas[i].
Estos
cuatro cantillos al atardecer, eran el punto de reunión para los mocitos y
perdonavidas de Santa Marina y de San Gil, además, escondidos por sus esquinas
los regatones, estraperlistas que hasta mediados del siglo pasado, ofrecían pan
blanco, aceite y otros productos.
Sigo hasta Santa Marina y durante un
rato contemplo su portada gótico-mudéjar.
Frente a esta iglesia se encuentra la
calle Divina Pastora, que anteriormente se llamó Adelantado, porque en esta
esquina estuvo el palacio de los Per Afán de Riberas, Adelantados de Sevilla,
aquí vivieron hasta que edificaron su “Casa de Pilatos” Doña Catalina de
Ribera, su esposo Don Pedro Enríquez y sus hijos Fadrique y Fernando.
Sobre
lo que fuera este palacio, los jesuitas construyeron su noviciado de San Luis.
Actualmente en parte del edificio se ubica
el Instituto Andaluz de las Artes y las Letras, en su interior se encuentra la poco conocida
iglesia domestica de San Luís.
Más
adelante, nos encontramos ante la fachada de una hermosa joya, la iglesia de
San Luis Rey de Francia, que le da nombre a la calle, estando considerada como la
más suntuosa de todas las iglesias barrocas sevillanas.
FACHADA IGLESIA SAN LUIS.
Enfrente
hay una calle muy estrecha, que llega hasta San Julián, con el nombre del
escultor y retablista Duque Cornejo, que vivió en esta calle, siendo el autor
de muchas de las obras que contemplaremos en la visita a esta iglesia.
A continuación se encuentra el Colegio
La Salle-Purísima, frontero a este estuvo el Hospicio para niños expósitos.
Otro edificio asistencial que no
existe, es el Hospital de San Cosme y San Damián, popularmente conocido como de
los locos o inocentes[ii],
aquí estuvo internado el loco Amaro, personaje muy singular del que pronto
hablaremos.
Frente al que fuera Hospital de los Inocentes,
hoy Centro Deportivo San Luis, hay un callejón sin salida con el nombre de
Padilla, donde según la leyenda el rey Don Pedro conoció a Doña María de
Padilla, el gran amor de su vida.
Más adelante, en un azulejo situado sobre
la fachada del número trece, se lee que en 1875 en un humilde cuartito del
antiguo edificio, se fundó con cuatro hermanas la institución religiosa de las
Hermanas de la Cruz, para ayuda y servicio a los pobres.
Y San
Marcos, donde termino mi paseo de hoy, de las notas tomadas de los lugares
vistos, voy a escribir unas páginas individuales que iré publicando en este
blog.
[ii][ii] LA CALLE ESQUINA
A ESTE EDIFICIO LLEVA EL NOMBRE DE INOCENTES POR LOS QUE FUERON RESIDENTES EN
DICHO HOSPITAL.
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