CALLE
BUSTOS TAVERA.
LA
ESTRELLA DE SEVILLA.
Hay calles por las que pasamos y
leemos indiferentes sus nombres, sin
pensar que detrás de ellos, puede haber una interesante historia o una curiosa
leyenda, como es el caso de la calle Bustos Tavera, situada al final de la
calle San Luis entre las plazas de San Marcos y de los Terceros.
Calle que a lo largo de su larga
historia tuvo varios nombres, entre ellos el de Inquisición Vieja, porque en
ella estuvo instalado durante unos años el Tribunal del Santo Oficio, nombre
que a pesar del Santo hacía temblar.
Esquina con la actual calle Doña María
Coronel se encontraba la Casa-Palacio de la familia Tavera, donde a finales del
siglo XIII vivían los hermanos Bustos y Estrella Tavera, miembros de una
familia de la nobleza sevillana. Este monumental palacio fue desgraciadamente
derribado en los años 70 del pasado siglo.
Bustos Tavera, que da nombre a la
calle desde 1845, era un joven caballero sevillano, Estrella tenía tan gran
hermosura que era conocida como la “Estrella de Sevilla”, y estaba prometida
para casarse con el joven Sancho Ortiz de las Roelas.
Y aquí viene la legendaria historia de
lo sucedido entre estos hermanos y el rey Sancho IV de Castilla,[1]
hijo de Alfonso X el sabio.
Sancho
al igual que otros reyes, instaló la corte en Sevilla, una gran ciudad con un
magnifico Alcázar donde residir.
Era un rey joven, que le gustaba
enamorar a las mujeres, ver y quedar prendado de Estrella fue todo uno, según
la obra de Lope de Vega al verla preguntó:
¿Quién es la que en un balcón yo miré?
¿Quién es la que rayos son
sus dos ojos fulminantes?
Es Doña Estrella Tavera
su nombre, y por maravilla
la llama Estrella Sevilla.
A toda costa quiso conseguir sus
favores, para ello con sobornos pudo llegar hasta su dormitorio, Bustos lo
descubre y lo hace huir antes de que consiga su propósito.
El rey herido en su orgullo decide
vengarse haciendo matar a Bustos, encargo que da a Sancho Ortiz de las Roelas, uno
de sus nobles de más confianza. Sancho al saber el nombre de la persona que tenía que matar, duda entre obedecer
matando a su cuñado, o no cumplir la orden del rey.
La obediencia a la autoridad real, se
impone a los lazos familiares por lo que mata a Bustos, es preso y pide que lo
ejecuten:
¡He muerto a mi hermano!
Soy un Caín sevillano,
que vengativo y cruel,
maté un inocente Abel,
matadme, él muere por mí,
yo quiero morir por él.
Ante
la muerte de su hermano y un casamiento imposible Estrella se retira a vivir en
un convento, Sancho que no fue ejecutado, marchó a luchar contra los moros,
perdiendo la vida en una de las batallas.
Pero no quedan aquí las leyendas que podemos
encontrar en esta calle.
En el desaparecido convento de la Paz,
del que tan solo queda su bello compás y la iglesia, donde tiene su sede la
Hermandad de la Sagrada Mortaja que procesiona el Viernes Santo, un azulejo nos
recuerda la siguiente leyenda: Después de la
COMPÁS CONVENTO DE LA PAZ.
Reconquista,
un delincuente huyendo de la justicia se refugió en la iglesia de Santa Marina,
encontrando en un hueco de la torre una pequeña imagen de la Virgen con su hijo
muerto en los brazos, a la que pidió que tuviera piedad y lo salvara de la
justicia, esta lo salvó, y sobre esta imagen de gran devoción popular, que tomó
la advocación de la Piedad se constituyó años más tarde una Hermandad. La
imagen se guarda en las dependencias de la iglesia como un valioso tesoro.
Aquí termino hoy, y marcho hacia la
cercana Plaza de San Marcos, pasando por delante del Convento de clausura Santa
María del Socorro de monjas franciscanas.
[1] Esta legendaria historia sirvió de base a la obra “La
Estrella de Sevilla” atribuida a Lope de Vega, 1562-1635, uno de los más
importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro. Obra que nos ha servido para escribir estos
apuntes.
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