jueves, 21 de mayo de 2020


    CONVENTO MADRE DE DIOS.


PORTADA DE ACCESO AL TEMPLO.
Desde la calle Santa Maria la Blanca he llegado a la de San José, y me encuentro ante el convento de Madre de Dios de la Piedad, al que no se puede acceder por encontrarse actualmente cerrado, y al que voy a dedicar estas líneas.

    Este Real monasterio de monjas dominicas de clausura, declarado Monumento Histórico Artístico el ocho de Julio de 1971, fue edificado sobre los terrenos de una serie de casas expropiadas a familias judías y que la reina Isabel la Católica en 1496 donara a las monjas.

     La portada de acceso a la iglesia labrada en piedra y realizada en 1590 por el escultor y arquitecto Juan de Oviedo, muestra los escudos de la Orden y los de Castilla y León. Sobre ellos un magnifico y hermoso altorrelieve en mármol, en cuya hornacina central la Virgen con el Niño entrega el rosario a Santo Domingo de Guzmán fundador de la Orden dominica, a los pies de este un perro con una antorcha en la boca, en alusión a la leyenda que soñara su madre y que pronosticaba el nacimiento de un gran predicador. Arriba en la parte superior el Padre Dios preside toda la escena.

     La iglesia de una sola nave, a la que visité en varias ocasiones antes del actual cierre, reúne entre retablos, pinturas, esculturas, azulejos, etc. un gran patrimonio artístico, entre los que destaca el Retablo Mayor, obra monumental, barroca y de gran riqueza ornamental, realizada a principios del XVIII por el retablista Francisco de Barahona, uno de los mejores de la época.
Se compone de tres cuerpos, una calle central y dos laterales que se enmarcan entre cuatro columnas salomónicas.

      En el camarín principal y presidiendo todo el conjunto, la bella imagen de Nuestra Señora del Rosario o Madre de Dios de la Piedad, sentada y con el Niño en las rodillas, excelente obra del escultor Jerónimo Hernández. El resto de las hornacinas se adornan con santos y relieves, en el ático un magnifico Calvario y un medallón de Dios Padre.

    Otro de los elementos a admirar de este templo, son los artesonados con los que se cubren las techumbres, bellos ejemplares de rica laceria del arte mudéjar. El presbiterio se cubre con una espectacular cúpula mudéjar octogonal, artísticamente tallada y decorada.

   En el presbiterio a ambos lados del Altar Mayor, se encuentran los panteones con las estatuas yacentes, de Doña Juana de Zúñiga segunda esposa de Hernán Cortés conquistador de Méjico y de su hija Doña Catalina Cortés Zúñiga, sobre las paredes de las sencillas hornacinas lucen los respectivos escudos nobiliarios.

   Otros enterramientos de personajes ilustres se encuentran en este convento, entre ellos tres bisnietas de Cristóbal Colón que aquí profesaron, o  Don Diego de Venegas oidor de la Casa de Contratación de Sevilla, cuya artística lauda sepulcral en relieve resalta sobre el pavimento de la nave central. 

Y leyendo la placa de mármol situada en el exterior junto a la portada de la iglesia, que nos da datos del proceso de formación del convento, fechas y nombres de algunos de sus principales personajes, finalizo el paseo de hoy.


     
      
    

miércoles, 6 de mayo de 2020


LA CALLE SAN JOSÉ.

Iglesia Señor San José.

      A continuación de la calle Santa María la Blanca, se encuentra la de San José, que debe su nombre al convento mercedario del Patriarca San José.
    Larga y estrecha con intenso tráfico, es la vía de penetración desde el centro por la Alfalfa hasta la Puerta de la Carne.
     Nada más entrar en ella notas que sus conventos y casas palacios le dan un aire muy señorial, de estos monumentales edificios puedes contemplar las artísticas fachadas con portadas de piedra y balcones cubiertos con tejaroz o guardapolvos, y en el interior de dos plantas, los vistosos patios de arcos apoyados sobre columnas de mármol.
    De los edificios religiosos que contiene esta calle, podemos ver el de Madre de Dios de monjas dominicas muy beneficiado por los reyes, y la iglesia del desaparecido convento de monjes mercedarios de San José.
 La desaparición de este cenobio mercedario, fue consecuencia de las expropiaciones anticlericales gubernamentales del siglo XIX, en este caso no solo se perdió el convento, sino sus muchas riquezas artísticas.
  El paseo por esta calle lo finalizo en el templo mercedario y precisamente me encuentro ante la hermosa fachada adornada con paños de azulejos azules, representando el central a San José con el Niño.
  Desembocan en ella Farnesio, Conde de Ibarra, Céspedes y Levíes, calles la primera muy estrecha y peatonal que conduce a la de Fabiola, y las otras que nos transportan al corazón del barrio de San Bartolomé.