viernes, 4 de abril de 2014

SANTA PAULA Y CERVANTES



        En la fachada de la casa frente a la entrada al convento de Santa Paula, una placa de cerámica nos recuerda que Cervantes menciona dicho lugar en su Novela Ejemplar la Española Inglesa, con estas palabras: “EN ESTA CASA FRONTERA DE SANTA PAULA MORARON ISABELA Y SUS PADRES.

          En el desenlace final de la obra, Isabela la protagonista, creyendo que su amado Ricaredo a muerto, decide entrar de monja en el convento de Santa Paula.
          El día del ingreso, cuando marcha a pie desde su casa al   convento,  un hombre con la insignia de la Trinidad en el pecho, señal de haber estado cautivo y rescatado por las limosnas de sus redentores, se le acerca exclamando: “detente, que mientras yo esté vivo, tú no puedes ser religiosa”.
          Isabela que reconoce a Ricaredo, se abraza a él diciéndole, “vos sois aquel que podrá impedir mi cristiana determinación, vamos a casa de mis padres, allí os entregaré mi posesión en los términos que pide nuestra santa fe católica”.
          Esta ficción de la novela, recuerda al Cervantes que estuvo cautivo durante cinco años en poder de los turcos, desde 1575 que fue apresado junto a su hermano Rodrigo, cuando regresaban desde Nápoles a España en la galera Sol, hasta 1580 en que fue redimido por los padres trinitarios que llegaron a Argel y pagaron los 500 escudos de su rescate.
          Un genio con tanta personalidad como Cervantes, es inevitable  que sobre él no hubiese alguna leyenda.
          Lo narrado en la novela, de que Isabela fuese a tomar los hábitos de monja en el convento de Santa Paula, sus amores con Ricaredo, y que este fuese un cautivo liberado, se cree que están sacados de la realidad.
          La leyenda dice: que Cervantes estuvo enamorado de una monja de Santa Paula de nombre Isabela, que nuestro héroe vivía en los alrededores del convento y que subía a la torre de San Marcos para ver pasear a su amada por los jardines del convento[1].
          No hay documentos que acrediten que Cervantes vivió en los alrededores de Santa Paula, y menos de que estuviese enamorado de una monja, lo único cierto es que Cervantes, que residió en nuestra ciudad cerca de doce años, tuvo que conocer perfectamente este convento y su talento e imaginación lo llevaron a mencionarlo en la novela.
          Mañana pasearé por la Plaza de Santa Isabel.

         




[1] VÉASE LA ESPAÑOLA INGLESA DE CERVANTES; PAGINAS SEVILLANAS DE MANUEL CHAVES Y EL TOMO SEVILLA DE MADOZ.

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