EL
CLAUSTRO MENOR DEL MONASTERIO DE LA CARTUJA.
LAUDAS
Y ESTATUAS ORANTES.
El
claustrillo o claustro menor, donde siguiendo mi paseo me encuentro, fue construido
a mediados del siglo XV en bello estilo mudéjar, sus columnas de mármol, sus
arcos, ladrillos y tejas, hacen de este lugar uno de los conjuntos
arquitectónicos más interesantes del monasterio.
CLAUSTRILLO AL FONDO LAS ESCULTURAS ORANTES, A LA DERECHA LA LAUDA DE PER AFÁN DE RIBERA III.
A pesar de sus
pequeñas dimensiones era el centro de la vida monacal, desde él se accedía a la
iglesia y al claustro mayor, el
refectorio presidido por el óleo la Santa Cena de Alonso Vázquez, actualmente
en nuestro Museo de Bellas Artes; la capilla de la Magdalena y la Sala
Capitular se encuentran en este patio.
Al inicio de
estos escritos sobre el Monasterio, comenté que por el Patronazgo concedido a
Per Afán de Ribera, varias generaciones de esta familia estaban enterrados en
esta Cartuja, y aquí en este claustro comenzamos a encontrarnos con ellos.
LAS ESTATUAS ORANTES.
Lo primero que llama nuestra atención son las dos esculturas en mármol blanco, de rodillas y en aptitud de rezar.
ESCULTURAS ORANTES.
- Representan a Doña Juana de Zúñiga segunda esposa de Hernán Cortés, y de la hija de ambos Doña Juana Cortés y Zúñiga, que por cierto no están enterradas en este monasterio, sino en el convento de Madre de Dios de la calle San José. Aquí hay que preguntarse ¿Si son familia de Cortés y están sepultadas en el referido convento, porque sus estatuas están aquí?
Ello tiene su
historia: Doña Juana de Zúñiga costeó una capilla en el Convento
de Madre de Dios, obteniendo a cambio el derecho de enterramiento, a su muerte y
la de su hija fueron enterradas en dicho convento, instalando en sus sepulturas
las esculturas orantes que estamos contemplando.
Años más tarde se
colocaron las estatuas yacentes, que hoy podemos ver en unas hornacinas a ambos
lados del altar mayor del convento y se retiraron las figuras orantes.
El pertenecer Doña
Juana Cortés a la familia Ribera, era esposa de Don Fernando Enríquez de Ribera
II duque de Alcalá, es el motivo que las imágenes de madre e hija se encuentren
en esta Cartuja de Santa María de las Cuevas.
LAUDA SEPULCRAL DEL I DUQUE DE ALCALÁ.
En un extremo del claustro, podemos
admirar la lápida sepulcral de Per Afán Enríquez de Ribera III, (Sevilla
1509-Nápoles1571) uno de los grandes personajes de la estirpe Ribera. Notario y VII Adelantado Mayor de Andalucía,
como político y diplomático fue virrey en Nápoles, por sus méritos el rey
Felipe II le otorgo el titulo de Duque de Alcalá de los Gazules, como humanista
fue gran impulsor de la cultura renacentista, gran coleccionista de obras de
arte y antigüedades muchas de ellas embellecen las dependencias y galerías de
la Casa de Pilatos.
LAUDA SEPULCRAL DE PERAFAN DE
RIBERA III.
En
su testamento dejó escrito que a su muerte fuese enterrado en la Cartuja de
Santa María de las Cuevas de Sevilla bajo lápida de bronce. Y su última
voluntad se cumplió con esta magnífica pieza de aproximadamente tres x dos
metros, realizada por el escultor y fundidor Bartolomé Morel en 1573, el
mismo que fundiera el Giraldillo que
culmina la Giralda.
Se representa al duque con rica
armadura, sosteniendo en las manos el yelmo y la espada, a ambos lados los
escudos nobiliarios de los Enríquez y Riberas. Una de las dos cenefas que
adornan la lauda dice: AQUÍ
YACE EL EXCELENTISIMO SEÑOR DON PERAFAN DE RIBERA, FALLECIÓ A 2 DE ABRIL DE
1571 AÑOS.
En
uno de los muros, más pequeñas y de mármol, se exhiben la lauda funeraria de
Doña Beatriz de Portocarrero con su escudo nobiliario y otra con el de los
Riberas.
LAUDA
DE DOÑA BEATRIZ DE PORTOCARRERO.
Desde
este patio del Claustrillo se pasa al interior de la Sala Capitular donde se
encuentran las sepulturas de los Riberas. En la próxima entrada las veremos.
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