SAN LAUREANO.
EL ARRABAL LOS HUMEROS.
En la
parte más alta de San Laureano, separado de la calle por un muro, se encuentra
el antiguo edificio del desaparecido Convento-Colegio de San Laureano que da
nombre a este lugar.
Desde
muchos siglos atrás, esta zona del Arrabal de los Humeros, situada a extramuros de la Puerta de Goles, estaba
llena de huertas y estercoleros, sobre uno de ellos construye su casa-palacio
Hernando Colon hijo del Descubridor.
A principios del XVII ya fallecido Hernando,
(recordemos que muere en 1539) lo adquieren los monjes de la Merced para
levantar su Convento-Colegio.
Después
de más de doscientos años de vida religiosa, llegan las vicisitudes, en 1810
los franceses invasores lo ocupan, expolian, expulsan a los monjes, y destinan
el edificio a cuartel.
Marchados
los franceses, con la Desamortización pasa a manos privadas, y medio destruido,
se destina a varios usos, como cine de verano, talleres, almacenes, casa de
vecinos, etc.
EL HERMOSO PATIO DE SAN LAUREANO.
En la
actualidad después de varios proyectos para su reutilización no cumplidos, en
el hoy rehabilitado y conocido como “Patio de San Laureano”, se han construidos
para su venta pisos y apartamentos.
Salgo
del hermoso patio y muy cerca, en la calle Torneo esquina con la de Liñán y San
Laureano, se encuentra la capilla de los Humeros, donde recibe culto la Virgen del Rosario patrona del Arrabal,
cuya Hermandad de Gloria celebra sus cultos en Octubre, con misa, rosario
público y procesión.
CAPILLA DE LOS HUMEROS.
Estos
lugares por donde estoy paseando, formaban parte del Arrabal de los Humeros,
barrio de pescadores y ahumadores de pescado, de donde proviene el nombre del
arrabal.
Sus límites estaban comprendidos entre el exterior
de la muralla y el río, y se extendía entre las calles San Laureano y Baños. De
este desaparecido Arrabal, nos queda la capilla mencionada anteriormente y una
serie de callejas ocultas y estrechas, con nombres (casi todos) de sabor
marinero, como Dársena, Bajeles o Barca, otros son Locomotora, Liñán, y Plaza
de Blasco de Garay.
Entre
estos nombres hay que destacar el de Liñan, dedicado a la memoria de Miguel de
Liñan, Mayordomo de la Hermandad de la Virgen del Rosario, que a mediados del
XVIII consiguiera del Ayuntamiento los terrenos para edificar la capilla.
Y
aquí entre estas callejuelas de este antiguo arrabal, termino el paseo de hoy.
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