sábado, 4 de mayo de 2019

LA PLAZA DE ALFARO.


LA PLAZA DE ALFARO.



EL BALCON DE ROSINA.

          Me encuentro en la plaza que lleva el nombre de Don Francisco de Alfaro (Sevilla 1591-Madrid 1644) jurisconsulto sevillano que vivió en ella.

          En esta plaza cuadrada y lindando con los Jardines de Murillo, se encuentra el conocido popularmente como “el balcón de Rosina” que según la tradición, fue escenario de los amores de la joven Rosina con el Conde de Almaviva, narrados y musicados en la magistral ópera cómica de Rossini “El Barbero de Sevilla”.

          Rosina rica y huérfana vive encerrada y vigilada por Bartolo su tutor, que a pesar de la diferencia de edad pretende casarse con ella y su dinero.

          Desde este balcón la joven envía una carta a su pretendiente el Conde donde entre otras cosas le dice:

Yo no puedo salir jamás

al balcón

sin la inseparable compañía

de mi tirano.

Podéis estar, sin embargo,

seguro de que todo está

dispuesta a hacerlo,

para romper sus cadenas,

la desdichada ROSINA.



          Los jóvenes enamorados reciben la ayuda de Fígaro el barbero más famoso de Sevilla, que con sus enredos engaña a Bartolo, consiguiendo unirlos en matrimonio.

          Antes de marcharme de esta plaza y continuar mi paseo, me detengo a contemplar en el edificio esquina con la calle Lope de Rueda, una ventana con una singular reja de forja cuyos barrotes no están soldados ni atornillados, sino que se introducen unos en otros formando como un tejido de hierro.


          Por su al parecer imposible ejecución, la leyenda cree que es un trabajo diabólico, dándole el nombre de Reja del Diablo.




          Continúo mis paseos por los Jardines de Murillo.

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