sábado, 11 de enero de 2020



         LA CALLE ARGOTE DE MOLINA.
       En el lateral oeste del Palacio Arzobispal se encuentra la calle Placentines, que lleva este nombre porque antiguamente la zona la ocupaban comerciantes de la ciudad italiana de Placensa, pasamos por ella y llegamos a la de Argote de Molina por donde va a transcurrir el paseo de hoy.
       Calle con trayecto muy desigual, el ancho tramo donde me encuentro, se extiende entre las calles Alemanes y Placentines en forma de curva y con pendiente muy pronunciada.
           En este lugar, más conocido por los sevillanos como Cuesta del Bacalao, por la muestra de un gran bacalao publicitario en la esquina con Placentines, se viven momentos inenarrables durante los días de Semana Santa.


          Pero antes de seguir el paseo, me pregunto ¿Quién fue este Argote de Molina, cuya memoria se honra dando su nombre a esta calle? Pues fue paisano nuestro, nacido en Sevilla en 1548, enterrado en Las Palmas de Gran Canaria donde falleció en 1596.
         Santiago Montoto en su libro Las Calles de Sevilla, califica a este polifacético personaje, como insigne sevillano, animoso caudillo, buen caballero, ilustre poeta y sabio genealogista.
          ¿Que se puede añadir a estas meritorias calificaciones? Que fue un verdadero prototipo del hombre renacentista, que desempeñó los cargos de veinticuatro de la ciudad y el Alférez Mayor de Andalucía, que en referencia a las armas, entre otras contiendas participó, con apenas veinte años, en doblegar la rebelión de los moriscos de Granada.
       En su vida cultural fue un gran bibliófilo y coleccionista, reuniendo en su residencia un magnifico museo de libros y manuscritos antiguos, obras pictóricas, armas, monedas, etc.

          De su producción literaria destacamos la obra “LA NOBLEZA DE ANDALUCÍA” una descripción histórica y genealógica de los linajes nobiliarios andaluces.

         Pero no solo escribió obras propias, sino que también fue editor de varias obras maestra de la literatura medieval española, como la titulada EL CONDE DE LUCANOR escrita en el primer tercio del siglo XIV por Don Juan Manuel príncipe de Villena y nieto del rey San Fernando.
          Este libro, con el que he pasado con su lectura muy agradables momentos, se compone de una recopilación de relatos, donde Petronio ante un dilema que le plantea el conde, le aconseja con un cuento y su correspondiente moraleja.
           Ya conocemos algunos datos biográficos de este prohombre, y es el momento de continuar el paseo, ahora por el tramo largo y estrecho que finaliza en el cruce con la calle Bamberg. Antes de llegar al final de la calle, me detengo ante el número 13, en cuya casa situó el escritor Armando Palacios Valdés la vivienda de Gloria protagonista de la novela la Hermana San Sulpicio, como nos recuerda el paño de azulejos situado en la fachada.
     Termino el paseo, recomendándoos el libro EL CONDE DE LUCANOR, con la lectura de este clásico de las letras castellanas, pasareis muy buenos momentos.
















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