LA VENTA DE LOS GATOS.
Si
paseáis por el antiguo Camino del Cementerio, (actual avenida de Sánchez
Pizjuan), al pasar por delante de la otrora famosa Venta de los Gatos, que el
insigne Gustavo Adolfo Bécquer inmortalizara en uno de sus relatos contemporáneos,
cerrad los ojos para no ver el engendro ruinoso en que se ha convertido. Seguid
con los ojos tapados e imaginársela en
el siglo XIX como la describe nuestro poeta:
Estado actual de la Venta de los Gatos.
“Figuraos
una casita blanca como el ampo de la nieve, con su cubierta de tejas rojizas
las unas, verdinegras las otras, y entre las cuales crecen un sinfín de
jaramagos y matas de reseda. Una cerca de cañizo limita el jardín, en la parte
trasera unos corpulentos árboles forman un fondo oscuro de frescor, sobre el
que destacan las blancas chimeneas, y un patio con argollas para las
caballerías y banquetas para el descanso de viajeros y paseantes”.
En
esta Venta de los Gatos, sitúa Bécquer los amores trágicos del hijo del ventero
y Amparo una bella mocita que se había criado desde pequeña en la casa, al ser
recogida por el ventero en la Casa de Cuna donde había sido abandonada por sus
padres.
La
convivencia entre ellos los hizo novios, consintiendo el ventero que se casaran,
al comprobar el cariño que sentían uno por el otro.
Cuando
preparan la boda Amparo es reclamada por su verdadera madre, una dama principal
de Sevilla, que a pesar de las oposiciones consigue llevársela consigo.
Le
impide todo trato con la venta y con su novio,
ya que pretende para su hija una
boda brillante.
La
joven es presa de la melancolía, y poco más tarde enferma de tuberculosis,
enfermedad que en pocos meses la lleva a la tumba.
Mientras
tanto el joven novio abrumado por la tristeza toma la costumbre de pasear por
el cercano cementerio, cierto día en que presenciaba un entierro y levantaban
la tapa del ataúd, según la costumbre de entonces, vio que la difunta era su
amada Amparo, dando un grito de dolor cayó al suelo sin conocimiento.
Llevado
a la venta se debate durante meses entre la vida y la muerte, hasta que
recupera la salud del cuerpo, no así la mental, ya que se vuelve loco, su padre
no lo envía al Manicomio, sino que como es un loco pacífico lo recluye en su
habitación de la venta, donde pasa los días cantando siempre la misma canción:
En el carrito de los muertos
pasó por aquí,
como llevaba la mano fuera
por eso la conocí.
VERSOS DE
ENAMORADO.
Otro
autor sevillano del s.XIX[1]
nos relata en versos a un enamorado, que lleva a su pareja a la Venta de los
Gatos a tomar unas copas:
Por la ancha puerta que el nombre
de la Macarena tiene,
salí, llevando a mi lado,
medio oculta entre los pliegues
de su mantilla, a una hembra
que pasaba de los veinte;
pero chica, regordeta,
de bozo y de genio fuertes,
aunque gracia derramaba
desde el zapato al copete.
Y dijo ella: “Esta tarde
quiero tomar anisete,
y un platillo de aceitunas,
y aliñados cuatro arenques”;
y yo que por sus pedazos
pasaba fatigas verdes,
a la venta de los Gatos
la lleve echando los dientes.
Era la
venta una sala
grande, de ahumadas paredes,
alfombrada de colillas
y colgada de toneles,
por delante de los cuales
corría un mostrador luciente,
con más cruces en la tapa
que diez cementerios tienen;
señales de los devotos
que al tomar el aguardiente,
o cuatro cañas: “Apunta”
dicen al mozo, y no vuelven.
Nota.-. La Venta de los Gatos, situada en la barriada
de las Golondrinas, se encuentra en la actualidad en un total abandono, su
dueño la tiene para almacén y aparcamiento de motos. Se podría haber formado en
ella un museo becqueriano para deleite de sevillanos y foráneos, en cambio está
decayendo cada vez más, hasta que desaparezca del todo.
A la lápida de
piedra negra y moldura de mármol blanco, que nos recordaba la leyenda, la han
pintado del mismo color amarillo fuerte de las paredes y desgraciadamente el texto
es completamente ilegible.
Con esta pintada se ha cometido una grave afrenta al propio
Gustavo Adolfo Bécquer, a todos los sevillanos y a sus admiradores que quieren
recordar su memoria.
El que esto escribe pasó por allí hace unos años, antes
de que se produjera el atentado de cubrirla con pintura y pudo leerla, el texto
es el siguiente:
“EN ESTA CASITA, EN TIEMPOS PASADOS VENTA ANDALUZA,
OCURRIERON LAS ESCENAS CELEBRES DE FIESTAS, DE AMORES Y TRAGEDIAS QUE
INSPIRARON AL CISNE SEVILLANO, EL GRAN POETA GUSTAVO ADOLFO BECQUER SU FAMOSA LEYENDA “ LA VENTA DE
LOS GATOS”. LOS ADMIRADORES DEL POETA PUSIERON ESTA LÁPIDA PARA PERPETUAR Y
RECORDAR ESTE ROMANTICO RECUERDO. DONADA POR JOSE SUAREZ DURAN, MARMOLISTA DE
ESTA CASA. ENERO 1929” .
Por suerte, no todo son infortunios que contar, en los
alrededores de la venta, en lo que fueran huertas de frutas y hortalizas, se
construyó en la década de los 60 del siglo pasado, la Barriada de las
Golondrinas, a las calles se les dio nombres relacionados con las Rimas y
Leyendas, y en la rotonda de entrada se le levantó un monumento consistente en
un busto de bronce sobre un mural de piedra, rodeado de plantas y flores.
r
Es muy interesante,
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