EL CACHORRO DEL CEMENTERIO.
Estamos en el mes de Noviembre dedicado a los difuntos,
por tanto voy a pasear durante unos días por el Cementerio de San Fernando.
Situado en la acera izquierda de la calle Esperanza, a
continuación de la glorieta del Cristo de las Mieles, se encuentra el panteón
mortuorio de Aníbal González, uno de los panteones más visitados del cementerio
por el Cristo y la leyenda que encierra dentro de él.
PANTEÓN
ANIBAL GONZALEZ.
En el interior de esta tumba, se encuentra una
escultura del Cristo del Cachorro.
Sobre esta imagen a tamaño natural, la leyenda popular
afirma que es la autentica que esculpió Ruiz de Gijón, que se guardó dentro de
este panteón para salvarla de un incendio
que hubo en su capilla, y que la que se venera en la iglesia del
Patrocinio y sale en Semana Santa es una copia.
La leyenda del Cachorro del cementerio obviamente no es
cierta, esta escultura no es la original, Aníbal González pidió a la Hermandad
autorización para hacer una copia, cuando murió la imagen se colocó en su
panteón, su autor fue el escultor Eduardo Martínez en 1919.
La imagen es impresionante y parece la autentica, sí
observamos atentamente las piernas, veremos que las tiene intactas y no
restauradas como el Cristo autentico. [1]
El incendio de la capilla del Patrocinio, al que se
refiere la leyenda, se produjo en 1973, el Cristo del Cachorro, aunque con
quemaduras en las piernas, pudo ser salvado por el albañil D. Rafael Blanco
Guillén que trabajaba en una casa cercana, que con grave peligro para su vida
penetró entre las llamas y sacó al Cristo, por desgracia no pudo salvar a la Virgen que ardió
completamente.
La actual Virgen
del Patrocinio es obra de Álvarez Duarte, y el Cachorro fue restaurado de las
quemaduras de las piernas.
Aníbal González, arquitecto, considerado el Gaudí
sevillano Sevilla, 1876-1929, está considerado como el principal creador de la
arquitectura regionalista.
Entre sus obras destacan los edificios de la Plaza de América, siendo su
obra cumbre la Plaza
de España de Sevilla.
Según la leyenda, las construcciones anteriores
realizadas para la
Exposición de 1929, le agotaron tanto que la extenuación
física le llevó a la tumba.
[1] LA
FOTO DEL CACHORRO DEL CEMENTERIO QUE SE INSERTA, LA PUDE HACER ARRIMANDO LA
CAMARA DE FOTOS A UNA PEQUEÑA ABERTURA EN LA REJILLA METALICA QUE CUBRE LA
PUERTA.
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