EL CRISTO DE LAS MIELES.
He dado un largo paseo por el Cementerio y me encuentro
en la glorieta principal. Cansado me siento en el banco de piedra situado ante
la sepultura de Gitanillo de Triana, el mismo donde se sentaba la desconsolada madre
del torero a llorar y rezar por su hijo muerto por asta de toro a los 28 años.
La glorieta está presidida por el popular Cristo de las
Mieles, considerado como una de las mejores tallas de crucificados.
Fue creado por las manos del sevillano Antonio Susillo,
escultor considerado el más famoso de su época, su trabajo destaca por la
fuerza y realismo, realizó estudios y
obras en París, Roma y en otras partes del mundo para zares y reyes.
El Cristo de las
Mieles se alza sobre un monte de piedra y a sus pies se encuentra enterrado su
genial escultor, su lápida mortuoria nos lo recuerda:
Antonio Susillo
Escultor sevillano
Autor de este Crucificado.
1857-1896.
1857 es una
fecha errónea, la correcta de su nacimiento según el Registro Civil es 1855.
Desde mi asiento observo su magnífica anatomía y pongo
especial atención en sus pies, uno de ellos clavado en el madero vertical de la
cruz, y el otro en el madero transversal.
Sobre esta
imagen y el propio escultor que murió suicidado, hay diversas leyendas, una de
ella dice: “Que la causa del suicidio, fue al darse cuenta que había cruzado
los pies del Cristo, en forma contraria a cómo se le representa en toda la
iconografía religiosa”.
Aunque los
motivos del suicidio no están muy claros, evidentemente la causa no fue lo que
cuenta dicha leyenda.
Esta posición de los pies, no es un error, sino la
expresión de la libertad creadora, que
lleva toda su obra, y que rompe con los esquemas clásicos.
Otra leyenda cuenta la historia del nombre de las
Mieles: “A los pocos días del fallecimiento de Antonio Susillo, los visitantes
al cementerio observaron, que inexplicablemente de la boca del Cristo, salía
miel que caía sobre el pecho, se consideró un hecho milagroso, al creerse
que el Cristo expresaba así su dolor por la muerte del escultor”.
Poco más tarde se comprobó que no había tal prodigio,
sino que unas abejas habían hecho su panal en la boca y garganta del Cristo, (que
se había hecho hueco para compensar su mucho peso) el calor del bronce hizo que se derritiera y
brotara miel y cera por la boca de la imagen, no hubo milagro, pero si quedó el
nombre de Cristo de las Mieles para siempre.
SUICIDIO Y ENTIERRO EN EL CEMENTERIO[1].
Hemos comentado que está enterrado a los pies de su
Cristo, el hecho tiene su historia, que junto con el suicidio vamos a comentar
a continuación.
Un nefasto día, el 22 de Diciembre de 1896, salió de su
casa , en la Alameda de Hércules hacía la Barqueta, fue caminando por las vías
del tren hasta el Empalme de San Jerónimo, donde se suicido pegándose un tiro bajo la barbilla, tenía 41 años y
estaba en lo más alto de su carrera artística.
Las autoridades eclesiásticas pusieron impedimentos a
dar su permiso para que fuese sepultado en el cementerio, ya que los suicidas
no podían ser enterrados en tierra sagrada, tenía que llevarse al cementerio
civil o al protestante.
La gestión de familiares y amigos, alegando que padecía
una larga enfermedad mental, y que cuando se quitó la vida tenía nublada su
inteligencia no sabiendo lo que hacía, consiguieron que las autoridades
judiciales y de la iglesia omitieran el suicidio, y se consignó como causa de la muerte: heridas y
hemorragias cerebrales.
Al día siguiente de su muerte, con los permisos
consiguientes, fue enterrado en la tierra sagrada del Cementerio de San
Fernando.
[1] Muy interesantes sobre este escultor son
los artículos Nuevas aportaciones sobre la vida y obra de Antonio Susillo por
Juan Miguel González Gómez y Notas biográficas sobre el escultor Antonio
Susillo por Joaquín Manuel Álvarez Cruz. Revista Laboratorio de Arte.
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