viernes, 1 de noviembre de 2013

EL CRISTO DE LAS MIELES

EL CRISTO DE LAS MIELES.

He dado un largo paseo por el Cementerio y me encuentro en la glorieta principal. Cansado me siento en el banco de piedra situado ante la sepultura de Gitanillo de Triana, el mismo donde se sentaba la desconsolada madre del torero a llorar y rezar por su hijo muerto por asta de toro a los 28 años.
La glorieta está presidida por el popular Cristo de las Mieles, considerado como una de las mejores tallas de crucificados.
                                                                

Fue creado por las manos del sevillano Antonio Susillo, escultor considerado el más famoso de su época, su trabajo destaca por la fuerza y realismo, realizó  estudios y obras en París, Roma y en otras partes del mundo para zares y reyes.

 El Cristo de las Mieles se alza sobre un monte de piedra y a sus pies se encuentra enterrado su genial escultor, su lápida mortuoria nos lo recuerda:
Antonio Susillo
Escultor sevillano
Autor de este Crucificado.
1857-1896.
 1857 es una fecha errónea, la correcta de su nacimiento según el Registro Civil es 1855.
Desde mi asiento observo su magnífica anatomía y pongo especial atención en sus pies, uno de ellos clavado en el madero vertical de la cruz, y el otro en el madero transversal.
 Sobre esta imagen y el propio escultor que murió suicidado, hay diversas leyendas, una de ella dice: “Que la causa del suicidio, fue al darse cuenta que había cruzado los pies del Cristo, en forma contraria a cómo se le representa en toda la iconografía religiosa”.
                                                                   

 Aunque los motivos del suicidio no están muy claros, evidentemente la causa no fue lo que cuenta dicha leyenda.
Esta posición de los pies, no es un error, sino la expresión de la  libertad creadora, que lleva toda su obra, y que rompe con los esquemas clásicos.

Otra leyenda cuenta la historia del nombre de las Mieles: “A los pocos días del fallecimiento de Antonio Susillo, los visitantes al cementerio observaron, que inexplicablemente de la boca del Cristo, salía miel  que caía sobre el pecho,  se consideró un hecho milagroso, al creerse que el Cristo expresaba así su dolor por la muerte del escultor”.
Poco más tarde se comprobó que no había tal prodigio, sino que unas abejas habían hecho su panal en la boca y garganta del Cristo, (que se había hecho hueco para compensar su mucho peso)  el calor del bronce hizo que se derritiera y brotara miel y cera por la boca de la imagen, no hubo milagro, pero si quedó el nombre de Cristo de las Mieles para siempre.

SUICIDIO Y ENTIERRO EN EL CEMENTERIO[1].
Hemos comentado que está enterrado a los pies de su Cristo, el hecho tiene su historia, que junto con el suicidio vamos a comentar a continuación.
Un nefasto día, el 22 de Diciembre de 1896, salió de su casa , en la Alameda de Hércules hacía la Barqueta, fue caminando por las vías del tren hasta el Empalme de San Jerónimo, donde se suicido pegándose  un tiro bajo la barbilla, tenía 41 años y estaba en lo más alto de su carrera artística.
Las autoridades eclesiásticas pusieron impedimentos a dar su permiso para que fuese sepultado en el cementerio, ya que los suicidas no podían ser enterrados en tierra sagrada, tenía que llevarse al cementerio civil o al protestante.
La gestión de familiares y amigos, alegando que padecía una larga enfermedad mental, y que cuando se quitó la vida tenía nublada su inteligencia no sabiendo lo que hacía, consiguieron que las autoridades judiciales y de la iglesia omitieran el suicidio, y  se consignó como causa de la muerte: heridas y hemorragias cerebrales.
Al día siguiente de su muerte, con los permisos consiguientes, fue enterrado en la tierra sagrada del Cementerio de San Fernando.






[1] Muy interesantes sobre este escultor son los artículos Nuevas aportaciones sobre la vida y obra de Antonio Susillo por Juan Miguel González Gómez y Notas biográficas sobre el escultor Antonio Susillo por Joaquín Manuel Álvarez Cruz. Revista Laboratorio de Arte.

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