HOSPITAL
DE LA CARIDAD.
JEROGLIFICOS
DE LAS POSTRIMERIAS.
Sigo en la iglesia
de la Caridad, estos días atrás he estado contemplando y admirando los óleos de
Murillo, el día de hoy lo voy a dedicar a las pinturas del otro maestro Juan de
Valdés Leal.
Comenzamos por las dos obras situadas en
los muros laterales de los pies del
templo, conocidas como
Jeroglíficos de las Postrimerías, en ellos el artista realiza una pintura tan realista
que impone y sobrecoge.
Dicen
que Murillo al contemplar aquellos cuerpos espeluznantes, hediondos y
descompuestos, exclamó asombrado: compañero ¡esto no se puede ver sin taparse
las narices!.
Así nosotros ante estas pinturas, nos
quedamos sobrecogidos y temerosos, reflexionando ante la inutilidad de acumular
placeres mundanos, riquezas y honores, frente a lo cierto de la brevedad de la
vida y la necesidad de salvar el alma en el Juicio Final.
FINIS GLORIAE MUNDO
En
el FINIS GLORIIAE MUNDI = el final de las
glorias del mundo, Mañara encarga a Valdés Leal, que pinte una lúgubre cripta
funeraria con dos cadáveres dentro de sus ataúdes en plena descomposición, comidos
de gusanos y cucarachas, uno el de un caballero de Calatrava envuelto en su
capa, que se cree que pudiera ser el propio Mañara, otro el de un obispo con
báculo, mitra y ricas vestiduras, al
fondo en la penumbra, otro cadáver con calaveras
y huesos alrededor. Pero fijaos en la cabeza del religioso, observar que los
gusanos se han comido los ojos, los labios y la piel de las mejillas, es una
visión tan espantosa que causa escalofríos.
En
la parte superior el brazo de Cristo con la mano llagada sostiene la balanza de
la Suprema Justicia, en los platillos se pesan símbolos de las buenas y malas
obras, queriéndonos decir que a cada uno se le juzgará ni más ni menos de como
se haya comportado en la vida.
IN
ICTU OCULI=En un abrir y cerrar de ojos. En
este otro cuadro compañero del anterior, Valdés a instancia de Mañara pinta un
gran esqueleto con un ataúd bajo el brazo izquierdo, un sudario y en la mano la
fatídica guadaña.
IN ICTU OCULI. EN UN
ABRIR Y CERRAR DE OJOS.
Al mismo tiempo con la huesuda mano derecha extingue la luz
de un cirio, que lleva el rotulo de IN ICTU OCULI o sea que todo acaba en un abrir y cerrar de
ojos.
Con el pie derecho
pisotea toda clase de vanidades humanas, joyas, riquezas, trofeos, etc., y el
izquierdo lo apoya sobre la bola del mundo, en señal de dominio.
Todos
estos elementos esparcidos por la escena y que el esqueleto pisa, aluden al
triunfo de la muerte sobre la vida, y lo inútil de acaparar glorias y riquezas.
Comienza
Don Miguel su Discurso de la Verdad, con la siguiente frase que condesa todo el
mensaje de las Postrimerías: Emento homo,
quia pulvis es et in pulverum reverteris o sea recuerda hermano, que eres polvo
y al polvo volverás.
Ahora
después de haber contemplado las Postrimerías, situaos en el centro de la nave,
alzad la vista hasta el coro y veréis una
hermosa pintura de gran tamaño titulada la Exaltación de la Cruz realizada por Valdés Leal.
LA EXALTACION DE LA
CRUZ.
El
tema de la obra es el siguiente, el emperador Heraclio llega a las puertas de
Jerusalén para entregar la Cruz que había rescatado de los persas. Para entrar
en la ciudad él monarca y su séquito tienen que despojarse de sus ricas
vestiduras y vestirse con ropas humildes y sencillas, simbolizando que sí no
pudieron entrar en Jerusalén vestidos con sus ropas de gala, tampoco ningún
rico entrara con sus riquezas en el cielo.
Con
este lienzo se cierra el programa iconográfico compuesto por Don Miguel de Mañara para decorar las paredes
del templo.
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