PLAZA
DE LOS VENERABLES.
Este lugar donde me encuentro, no es
una plaza convencional, aquí no hay fuente, jardines y bancos, es un sitio
cuadrado en el que desembocan varias calles, y lo que destaca en ella son sus
edificios llenos de historia y leyendas.
PORTADA DEL HOSPITAL DE LOS VENERABLES SACERDOTES
QUE
DA NOMBRE A LA PLAZA.
El más singular e importante que da
nombre a la plaza es el antiguo Hospital de los Venerables Sacerdotes.
Seguimos deambulando y en una placa de
cerámica situada sobre la fachada de una
vivienda, leemos que en ella, según el rumor popular nació un hidalgo brabucón,
jugador y enamoradizo, que le valió a Don José Zorrilla para crear el personaje
universal de Don Juan Tenorio.
Otro interesante edificio de esta plaza es el
bar-restaurante “la Hostería del Laurel” en ella Zorrilla sitúa la primera
parte de su obra. Si nos acercamos y cerramos los ojos, podemos sentir la
presencia de Don Juan Tenorio cubierto con antifaz, sentado y escribiendo, estamos
en carnaval y se siente los gritos y algarabía
de los que la celebran, airado exclama:
¡Cual
gritan esos malditos¡
Pero,
¡mal rayo me parta
si
en concluyendo la carta
no
pagan caros sus gritos ¡
O
aquellos versos de la disputa con Don Luis Mejías sobre quien había realizado
las mayores tropelías::
Por
donde quiera que fui
la
razón atropellé,
la
virtud escarnecí,
a
la justicia burle
y
a las mujeres vendí.
Yo
a las cabañas baje,
yo
a los palacios subí,
yo
los claustros escalé,
y
en todas partes deje
memoria
amarga de mí.
Con el recuerdo de Don Juan Tenorio
termino mi paseo por esta plaza, y voy a visitar el Hospital de los Venerables.
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