LA
PARTE ALMOHADE DE LA GIRALDA.
EL
ALMINAR ALMOHADE.
La anterior entrada que publique hace unos días, la dedique
al campanario de la Giralda, o sea a la bella parte superior que el genial
arquitecto cordobés Hernán Ruiz II edificara en el siglo XVI.
Esta entrada como
complemento a la anterior, la dedico a la parte inferior de la Giralda o sea a
la que fuera el cuerpo de la torre-alminar de la Gran Mezquita sevillana, en
cuyas obras participaron los afamados arquitectos andalusíes Ahmed ben Baso y Alí
de Gomara.
Comenzó
a edificarse por mandato del califa almohade Abuyacub Yusuf en el año de 1184 (mismo
año de su muerte) su hijo y sucesor Abu Yusuf Yacob la finalizó, mandando rematar el alminar con
el yamur, compuesto con cuatro grandes bolas de bronce dorado, que para solidez
y seguridad estaban insertadas de mayor a menor en una pesada barra de hierro.
Arriba desde lo más alto, a doscientos cincuenta pies del suelo,
o sea a unos 76 metros, el almuecín convocaba a plena voz a los fieles para la
oración,
Las esferas que brillaban como el sol, junto con los
adornos geométricos del arte islámico-almohade llamados sebka, que con su
trazado de rombos parecen encajes, le daban a la torre tanta belleza y
esplendor, que alcanzó renombre y fama en el mundo árabe como el cristiano.
Dice la tradición que cuando las
capitulaciones en 1248 para entregar la ciudad a su conquistador el rey
Fernando III, el rey moro Axafat solicitó que se le permitiera derribar la gran
mezquita y su alminar, el infante Don Alfonso admirador de tan esplendida obra contestó:
“Que por un solo ladrillo que quitasen a
la torre, los pasaría a todos a cuchillo”[i].
GIRALDA.
PAÑOS SE SEBKA.
Ya en manos cristianas, el alminar
siguió deslumbrando a todos los que la veían de lejos como de cerca. En agosto
de 1356 fueron las esferas derribadas por un fortísimo terremoto, sustituyéndose
por una cruz y una veleta, remate que se mantuvo hasta la reforma definitiva del
monumental campanario realizado por Hernán Ruiz II y que vemos en la actualidad.
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