lunes, 25 de noviembre de 2019

LA GIRALDA ALMOHADE.


LA PARTE ALMOHADE DE LA GIRALDA.

EL ALMINAR  ALMOHADE.
          La anterior entrada que publique hace unos días, la dedique al campanario de la Giralda, o sea a la bella parte superior que el genial arquitecto cordobés Hernán Ruiz II edificara en el siglo XVI.
           Esta entrada como complemento a la anterior, la dedico a la parte inferior de la Giralda o sea a la que fuera el cuerpo de la torre-alminar de la Gran Mezquita sevillana, en cuyas obras participaron los afamados arquitectos andalusíes Ahmed ben Baso y Alí de Gomara.
          Comenzó a edificarse por mandato del califa almohade Abuyacub Yusuf en el año de 1184 (mismo año de su muerte) su hijo y sucesor Abu Yusuf Yacob  la finalizó, mandando rematar el alminar con el yamur, compuesto con cuatro grandes bolas de bronce dorado, que para solidez y seguridad estaban insertadas de mayor a menor en una pesada barra de hierro.
          Arriba desde lo más alto, a doscientos cincuenta pies del suelo, o sea a unos 76 metros, el almuecín convocaba a plena voz a los fieles para la oración,
          Las esferas que brillaban como el sol, junto con los adornos geométricos del arte islámico-almohade llamados sebka, que con su trazado de rombos parecen encajes, le daban a la torre tanta belleza y esplendor, que alcanzó renombre y fama en el mundo árabe como el cristiano.
          Dice la tradición que cuando las capitulaciones en 1248 para entregar la ciudad a su conquistador el rey Fernando III, el rey moro Axafat solicitó que se le permitiera derribar la gran mezquita y su alminar, el infante Don Alfonso admirador de tan esplendida obra contestó: “Que por un solo ladrillo que quitasen a la torre, los pasaría a todos a cuchillo”[i].
GIRALDA. PAÑOS SE SEBKA.
          Ya en manos cristianas, el alminar siguió deslumbrando a todos los que la veían de lejos como de cerca. En agosto de 1356 fueron las esferas derribadas por un fortísimo terremoto, sustituyéndose por una cruz y una veleta, remate que se mantuvo hasta la reforma definitiva del monumental campanario realizado por Hernán Ruiz II y que vemos en la actualidad.



           




[i]    ORTIZ DE ZÚÑIGA ANALES DE SEVILLA TOMO I 1248.

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