EL
VIERNES SANTO DE 1.964 EN LA RESOLANA.
La
multitud que va llegando muy temprano desde todos los puntos de Sevilla,
incluso de los pueblos cercanos, va llenando todos los huecos posibles para
contemplar el “paso” de su Esperanza Macarena.
Los rayos del sol empiezan a calentar al gentío que en la
explanada de la Resolana, esperan que la Virgen asome por la esquina de la
calle Huerto.
LA
VIRGEN POR CALLE HUERTO CAMINO DE LA RESOLANA[1].
Por Resolana, hacia las callejuelas del
barrio, han pasado insignias, numerosos capirotes morados y verdes, y el “paso”
de Pilatos con su acompañamiento de “armaos”.
La Virgen se hace esperar, la
entretienen en la calle Parras, pero el clamor de la gente avisa ¡qué viene!
¡que viene! ¡se acerca! el resplandor del “paso” se refleja en las paredes, no se la ve pero se la siente, hasta que en el
instante mágico aparece, y te quedas sin habla contemplando la bella imagen que
sonríe y llora a la vez.
¡Ya dobla la esquina del bar el
Diluvio! ¡Ya está en la Resolana!. ¡La Macarena! ¡La Señora de Sevilla!
El “paso” se para delante del nº12 el
Corral las Verzas, sus balcones repletos de vecinos vitorean a su amada Virgen,
que de pasar toda la
madrugada en vela, trae ojeras en su cara morena que acentúan su belleza.
Este
año la aclaman con doble ardor, porque será el último que la verán pasar. Han
recibido la notificación del Ayuntamiento de que la casa está en ruinas y tienen que desalojarla, dando de plazo hasta
el mes de Julio, fecha que serán trasladados a las casitas provisionales del Polígono
Sur.
De este obligado exilio volverán todos
los años a ver pasar su Virgen, desde el mismo sitio donde se encontraba su
casa.
No la verán desde sus balcones,
estarán en la acera al pie de los muros de la casa derribada.
Se
encontraran de nuevo, se recordaran con tristeza tiempos pasados; aquellas
madrugadas para ver salir a la Virgen; aquellas mañanas de Viernes Santo en la
que se estrenaban las mejores galas; aquellos festejos a amigos y familiares
que venían a verla desde los balcones; la ilusión con la que días antes se
pintaba con cal la fachada y patios; ¡y los garbanzos con bacalao! ¡y las
tortillitas! ¡y los tomates y las espinacas! ¡y el arroz con leche!..
Aunque
en estos días de vigilia se mantenga la tradición de cocinar estos platos, no
es lo mismo en el Polígono que en la Resolana, ¿a que no saben igual?.
Algunos
vecinos desaparecidos, faltaran a la cita, estos se asomaran a verla desde esa
atalaya de privilegio que son los balcones del cielo.
Los vecinos del Corral de las Verzas,
tuvieron la alegría, antes de marcharse al Polígono, de ver en el mes de Mayo pasar
por delante de su casa a la Virgen Macarena con motivo de su coronación
canóniga.
Para este acontecimiento adornaron
fachada y balcones con motivos alusivos a este gran evento. Pero de esto
hablaremos en los próximos días.
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