miércoles, 22 de enero de 2014

EL VIERNES SANTO DE 1964 EN LA RESOLANA.

EL VIERNES SANTO DE 1.964 EN LA RESOLANA.
       
        La multitud que va llegando muy temprano desde todos los puntos de Sevilla, incluso de los pueblos cercanos, va llenando todos los huecos posibles para contemplar el “paso” de su Esperanza Macarena.
          Los rayos del sol empiezan a calentar al gentío que en la explanada de la Resolana, esperan que la Virgen asome por la esquina de la calle Huerto.

LA VIRGEN POR CALLE HUERTO CAMINO DE LA RESOLANA[1].
          Por Resolana, hacia las callejuelas del barrio, han pasado insignias, numerosos capirotes morados y verdes, y el “paso” de Pilatos con su acompañamiento de “armaos”.
          La Virgen se hace esperar, la entretienen en la calle Parras, pero el clamor de la gente avisa ¡qué viene! ¡que viene! ¡se acerca! el resplandor del “paso” se refleja en las paredes,  no se la ve pero se la siente, hasta que en el instante mágico aparece, y te quedas sin habla contemplando la bella imagen que sonríe y llora a la vez.
          ¡Ya dobla la esquina del bar el Diluvio! ¡Ya está en la Resolana!. ¡La Macarena! ¡La Señora de Sevilla!
          El “paso” se para delante del nº12 el Corral las Verzas, sus balcones repletos de vecinos vitorean a su amada Virgen, que de pasar toda la madrugada en vela, trae ojeras en su cara morena que acentúan su belleza.
          Este año la aclaman con doble ardor, porque será el último que la verán pasar. Han recibido la notificación del Ayuntamiento de que la casa está en ruinas y  tienen que desalojarla, dando de plazo hasta el mes de Julio, fecha que serán trasladados a las casitas provisionales del Polígono Sur.
          De este obligado exilio volverán todos los años a ver pasar su Virgen, desde el mismo sitio donde se encontraba su casa.
          No la verán desde sus balcones, estarán en la acera al pie de los muros de la casa derribada.
          Se encontraran de nuevo, se recordaran con tristeza tiempos pasados; aquellas madrugadas para ver salir a la Virgen; aquellas mañanas de Viernes Santo en la que se estrenaban las mejores galas; aquellos festejos a amigos y familiares que venían a verla desde los balcones; la ilusión con la que días antes se pintaba con cal la fachada y patios; ¡y los garbanzos con bacalao! ¡y las tortillitas! ¡y los tomates y las espinacas! ¡y el arroz con leche!..
          Aunque en estos días de vigilia se mantenga la tradición de cocinar estos platos, no es lo mismo en el Polígono que en la Resolana, ¿a que no saben igual?.
          Algunos vecinos desaparecidos, faltaran a la cita, estos se asomaran a verla desde esa atalaya de privilegio que son los balcones del cielo.
          Los vecinos del Corral de las Verzas, tuvieron la alegría, antes de marcharse al Polígono, de ver en el mes de Mayo pasar por delante de su casa a la Virgen Macarena con motivo de su coronación canóniga.
          Para este acontecimiento adornaron fachada y balcones con motivos alusivos a este gran evento. Pero de esto hablaremos en los próximos días.






[1] LA SEVILLA QUE SE FUE DIARIO 16.

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