RODRIGUEZ
OJEDA Y LA MACARENA I.
EL
ESPLENDOR MACARENO.
Junto al Arco, con la mirada en dirección a
la Basílica, donde se halla la Virgen de sus amores, podemos contemplar el
monumento a la memoria del bordador y diseñador Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1853-1930).
Al pasar ante este monumento, deteneos y
recordad que la Semana Santa que hoy conocemos, tan esplendorosa, llena de riquezas, palios,
insignias y mantos bordados, que emociona y exalta a propios y extraños, se
debe fundamentalmente a los cambios introducidos por este insigne artista, que
marcan un antes y después en la Semana Santa sevillana[1].
Su busto en bronce se encuentra sobre un
pedestal de mármol, en cuyo frontal se reproducen dos relieves: el escudo de la
Hermandad de la Macarena y un detalle del famoso manto de malla o “camaronero”
con los angelitos y la leyenda “Esperanza Nuestra”. Una inscripción sobre el
mármol nos dice:”A Juan Manuel Rodríguez Ojeda con el reconocimiento y la
gratitud de la Hermandad de la Macarena. Sevilla 18 de Diciembre de 2.000”.
Rodríguez Ojeda y la Macarena.
En 1877 se incorpora como prioste a
la Hermandad de la Macarena, y se encuentra con un “paso” de Virgen con palio de cajón rígido de
plata, y un misterio de ínfima calidad artística.
Su
talento de diseñador comienza a crear en su mente, las grandes transformaciones
que había que hacer en todo lo que rodeaba a la Virgen, todo en su entorno
tenía que servir para resaltar su belleza sin igual, destacándola entre todas
las imágenes.
Por tanto, al tiempo que desempeña
diversos cargos en la Junta de Gobierno, comienza a realizar una profunda
renovación artística en la Hermandad, hasta convertir a la Virgen Macarena en la Dolorosa
sevillana por excelencia.
De
estos cambios recojo algunos de los más significativos, como el palio rojo, el
manto de malla y el tocado o rostrillo.
El palio rojo.
Cuando en Semana
Santa, vemos pasar a la Esperanza Macarena bajo su palio bordado sobre terciopelo
granate, con su genuino “andar macareno” que tanto nos conmueve, estamos ante una
de las obras cumbres que diseñara Rodríguez Ojeda.
En este palio se
supera a sí mismo, en él introduce unos cambios revolucionarios en la estética
cofradiera, que nunca serán superados.
Por primera vez
las caídas o bambalinas se construyen en malla de oro calada para dar mayor
transparencia al interior, se sitúan por dentro de los varales, y no por la
parte de afuera, su forma triangular hace que al andar se balanceen y choquen
contra los varales.
El conjunto del palio
resulta un prodigio de gracia y elegancia, el caminar de la Virgen con este
bamboleo que se mueve en las “levantás” y “chicotás” al ritmo del paso de los
costaleros, constituyó los que los cofrades llaman “el saber andar macareno”
con el que la Virgen Macarena se pasea desde 1908.
Los bordados del
techo representan a la Virtudes Teologales en el centro y los evangelistas en
las esquinas.
Con este palio
se inicia la gran transformación de la
Semana Santa andaluza y sevillana, la mayoría de Hermandades encargaron modelos
similares, y podemos decir que desde entonces la Semana Santa se “macarenizó”.
El manto de
malla.
Este magnífico y
fabuloso manto realizado por Rodríguez Ojeda en 1900, es el más antiguo de los
tres de salida procesional que tiene la Virgen Macarena, está bordado en malla
de oro sobre terciopelo verde, con angelitos en relieve y flores en seda de
colores.
Popularmente es
conocido como “manto camaronero” porque la malla imita a la red de pescar
camarones de los pescadores del rio Guadalquivir.
De este fabuloso
manto, nos cuenta Don Santiago Montoto[2]:
“Recuerdo, como si lo estuviera viendo, el estreno del sorprendente manto
llamado de malla de oro de la Virgen.
Estuvo expuesto
durante varios días en los grandes escaparates de un bazar y tienda de tejidos
de la calle Francos. De día y de noche, la multitud llenaba la calle, por la
que era imposible transitar, pues los miles de curiosos se estacionaban ante
los escaparates, ávidos de admirar tanto arte y riqueza. ¿Qué manto había que
pudiera comparársele?
Los macarenos, que digo macarenos, todos los sevillanos,
se enorgullecían de aquella magnifica ofrenda a la Virgen de la Esperanza. Y un
día y otro pasaba y repasaba la muchedumbre los escaparates, para admirar
aquella catarata de oro y arte que luciría la Virgen”.
Como curiosidad os diré, que este manto fue
prestado en dos ocasiones, la primera fue en 1941 para la bendición de la
Esperanza Macarena de Madrid, la segunda en 2006 a la Virgen de las Mercedes de
la Hermandad de Santa Genoveva en el 50º de su fundación.
El tocado de la
Virgen.
El “tocado” un
velo en forma de “rostrillo” que enmarca la cara, cuello y pechos de la
vírgenes, eran zonas habitualmente tapadas con unas especies de tocas monjiles.
Rodríguez Ojeda viste a la Macarena con un
“rostrillo” en tul, asimétrico y muy suelto, que permite descubrir la frente y
el cuello de la imagen. Paso a paso, con el transcurso de los años, la va
convirtiendo en la Virgen por él soñada.
En la próxima entrada comentaré otros cambios y
aportaciones suyas a la Hermandad Macarena.
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