Si al pasear por el Campo del Hospital recordaba cuando jugábamos a la pelota entre sus árboles, y en la Resolana los juegos en medio de la calle, hoy estoy en las murallas, sitio ideal para las batallas entre moros y cristianos que organizábamos los chavales del barrio.
Equipados con espadas y lanzas de madera, nos lanzábamos unos contra otros, imitando las batallas que leíamos en los tebeos y en los que nuestro héroe “el Guerrero del Antifaz” dando mandobles con su espada vencía a los moros.
Más tarde, al estudiar la Historia de España, nos enteramos que en nuestras luchas infantiles, estábamos imitando los verdaderos combates que se dieron en estas murallas, aquí lucharon las tropas del rey Fernando III contra los moros del rey Axafat, estos defendían la ciudad, aquellas luchaban por conquistarla, lo que consiguieron el 23 de Noviembre de 1248 día en que entraron victoriosos ante los derrotados musulmanes.
De aquellos tiempos en que nos subíamos por las murallas y inserto una interesante foto .
De ella vamos a destacar tres elementos:
Primero el deplorable estado en que se encontraban las murallas, a la Torre-Blanca le faltan todas las almenas. Afortunadamente en la actualidad este tramo cercano al Arco está restaurado y podemos verlo en todo su esplendor, el resto de murallas hasta su final en la Puerta de Córdoba, sigue en pésimas condiciones de conservación.
En segundo lugar podemos ver chavales subidos a las almenas.
Y en cuanto al tercero, fijaos en el letrero del ángulo izquierdo de la parte baja de la foto, y que dice erróneamente “Murallas Romanas”.
Durante siglos se creyó que eran de la época romana, hasta 1932 año que D. Juan de Mata Carriazo en base a las investigaciones del profesor D. Manuel Gómez Moreno afirmó su origen almohade del siglo XII, estudios posteriores confirmaron definitivamente su construcción islámica.
De las murallas romanas que levantara Julio César entre los años 68 al 65 a.C. quedan pocos vestigios que nos indiquen cual era su perímetro, los restos descubiertos debajo de la iglesia de Santa Catalina, los de la Plaza de Villasís y poco más, apuntan la hipótesis de un cerco comprendido entre: calle Cuna, el Salvador, Mateos Gago, Puertas de la Carne, Carmona y Osario, la parte norte de este cerco partía desde Osario a Santa Catalina siguiendo hasta Villasís esquina con Cuna.
A lo largo de los siglos tuvo algunos ensanches, pero es a mediado del siglo XII cuando los almorávides ante una ciudad en plena expansión y aumento de la población, realizan la ampliación de las murallas por la parte norte hasta la Macarena formando un gran polígono, si bien es a finales del XII cuando los almohades reconstruyen y fortifican el recinto amurallado.
Las murallas romanas que desde la Puerta Osario doblaban hacía Santa Catalina, ahora con los árabes continúan hacia la Puerta del Sol en la Trinidad, siguiendo hasta las Puertas de Córdoba, Macarena y Barqueta en la parte norte, para continuar hacia las Puertas de San Juan, Real, Triana, Jerez, de la Carne, Carmona y Osario.
Pero sigamos el paseo hasta la Torre-Blanca, conocida con este nombre por el color casi blanco de sus paredes. Esta torre también lleva el nombre de la Tía Tomasa, porque la leyenda decía que en ella vivió una bruja con este nombre, que de noche entraba en las casas para raptar a los críos y llevárselos a su escondrijo en la torre.
En este paseo por las murallas macarenas, os diré para terminar, que los dos arquillos que dan paso hacia la calle Macarena, se construyeron en 1911.
La Puerta de Córdoba y la iglesia de San Hermenegildo las visitaré otro día.
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